El protagonismo político de Pedro Castillo y Rafael López Aliaga tuvo un punto de partida en común en las elecciones generales del 2021. Ese año, compitieron por llegar a la Presidencia de la República: el primero como invitado de Perú Libre y el segundo como líder de Renovación Popular.
En la primera vuelta, la campaña de López Aliaga -como la de los otros candidatos que lideraron las encuestas hasta poco antes de las elecciones- no dirigió mayores ataques al candidato de Perú Libre. Incluso tuvieron algunos puntos en común vinculados al conservadurismo social, como sus posturas adversas al enfoque de género.
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En una entrevista que dio el 11 de abril luego del flash electoral, cuando aún estaba a la expectativa de pasar a la segunda vuelta, López Aliaga dijo que Castillo supo “capitalizar el resentimiento” para obtener el primer puesto y que lo prefería a él que a otros candidatos de izquierda.
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“Es un voto de protesta [...] de sufrimiento, de dolor. Felizmente lo tiene Castillo, para mí, y no lo tiene la [Verónika] Mendoza. Prefiero a Castillo que a Mendoza”, declaró esa noche a Willax. “Al señor Castillo lo veo más racional que a la señora Mendoza, me parece una persona más centrada, de lo que lo he escuchado”, agregó.
Sin embargo, días después, cuando se confirmó el paso a segunda vuelta de Castillo y Keiko Fujimori, López Aliaga anunció su apoyo a la candidata de Fuerza Popular para evitar que el candidato de Perú Libre gane la presidencia.
“Inicialmente, me dejé sorprender porque [Pedro Castillo] decía ‘somos vida y familia’, y dije ‘qué bien’. Pero ya leyendo el plan de gobierno, es proaborto. No pues, ahí estamos muertos”, manifestó en una conferencia.
Luego de la segunda vuelta, López Aliaga y su partido fueron uno de los que respaldaron la teoría de las supuestas irregularidades en la segunda vuelta, a las que Keiko Fujimori llamó “fraude en mesa”. Convocó a las marchadas denominadas ‘Respeta mi voto’ e incluso su bancada presidió una comisión en el Congreso para investigar las supuestas irregularidades, sin mayores hallazgos.
En la segunda vuelta, López Aliaga fue cuestionado por decir en un mitin ‘muerte a Cerrón y a Castillo’. Luego dio esta explicación:
Estimados amigos,
— Rafael López Aliaga (@rlopezaliaga1) May 9, 2021
Quiero aclarar que hoy me referí a la muerte política del comunismo y de dirigentes de #PerúLibre, porque su ideología solo va a generar miseria y pobreza en Perú.
Condeno todo tipo de violencia, especialmente la del terrorismo comunista de Sendero y el MRTA.
En los meses siguientes, ya con Pedro Castillo en Palacio de Gobierno, López Aliaga no tardó en anunciar su intención de postular a la Municipalidad de Lima y en posicionarse como uno de los principales líderes de oposición al gobierno.
Hacia fin de año, las marchas de ‘Respeta mi voto’ pasaron a ser manifestaciones para pedir la renuncia o la vacancia del mandatario. En noviembre, el hoy alcalde electo ya se pronunciaba a favor de vacar a Castillo, argumentando que la gente se sentía “estafada”.
En diciembre del 2021, cuando Pedro Castillo convocó a los líderes de partidos políticos con representación en el Congreso a reunirse en Palacio de Gobierno, López Aliaga y Keiko Fujimori fueron los únicos que no asistieron. En enero, una encuesta de Ipsos lo ubicaba como el segundo líder de la oposición en el Perú, detrás de la lideresa de Fuerza Popular.
A lo largo de este año, los pronunciamientos y alusiones de López Aliaga en contra de Castillo fueron constantes durante la campaña municipal, y a medida que surgían nuevos casos de presunta corrupción que involucraban al presidente y a su entorno.
Las alusiones a Castillo fueron constantes durante la campaña de López Aliaga
Incluso el día de las elecciones, durante el desayuno electoral, calificó los comicios como un “referéndum” entre la democracia y la dictadura. Más tarde, luego de recibir los primeros resultados a boca de urna, mencionó que “la pelea es salir del burro”.
"Del Ejecutivo no espero nada"
El lunes, cuando ya se le daba como vritual alcalde, López Aliaga se ratificó en que no piensa reunirse con Pedro Castillo porque “sería avalarlo” y porque este ha “destruido el país”. “Me han invitado más de siete veces y no he ido […] Ojalá que para diciembre tengamos otro presidente”, afirmó.
En una entrevista dada El Comercio, López Aliaga detalló que apuntará a que el Congreso le asigne mayor presupuesto y que se le den competencias de región en educación y salud; y que también coordinará con el Poder Judicial. “Estos son poderes del Estado distintos al Ejecutivo. Del Ejecutivo yo no espero mucho, no espero nada realmente, siempre le han negado a Lima presupuesto, tenemos, felizmente otros cauces para trabajar”, afirmó.
El virtual alcalde reiteró en esa misma entrevista que no planea dialogar con el presidente o sus ministros: “No puedo dialogar con una persona que tiene siete carpetas de acusaciones constitucionales [...] Si el gobierno se opone a la posibilidad de que la inseguridad ciudadana, con presupuesto municipal, sea solucionada, saldré a los medios, te llamaré por teléfono, y te diré, que este gobierno está impidiendo que se ejecute el plan de seguridad”, declaró.
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En tanto, el vocero de la bancada de Renovación Popular, Jorge Montoya, ha abierto la posibilidad de que López Aliaga sí dialogue con integrantes del Gabinete. “Con los sectores tiene que conversar, definitivamente, con los que manejan el presupuesto. Con los ministros se puede conversar, no hay ningún problema [...] La bancada le dará todo el apoyo legal al nuevo alcalde para que pueda cumplir sus metas”, dijo a este Diario.
Por su parte, Pedro Castillo ya ha hecho una invocación general a las autoridades locales y regionales electas el último domingo para trabajar de forma conjunta. Sin embargo, aún no se ha pronunciado respecto al que será su próximo vecino en la Plaza de Armas. En tanto, el presidente del Congreso, en tanto, se reunió este jueves con López Aliaga y manifestó que esperan hacer un trabajo conjunto.
Quienes sí se han pronunciado son voceros del Ejecutivo como Alejandro Salas, ministro de Trabajo, y Félix Chero, ministro de Justicia. El primero declaró que “el virtual alcalde debería asesorarse un poco mejor” y que “no es que él [López Aliaga] quiera o no trabajar o no con el Ejecutivo: el alcalde está obligado a trabajar con el Ejecutivo para poder dar soluciones”. El segundo acotó que “en política, la bravuconería no es buena consejera”.
¿Se puede gobernar Lima sin coordinar con el Ejecutivo?
José Manuel Villalobos, abogado especialista en temas electorales y municipales, dijo a El Comercio que Rafel López Aliaga todavía está declarando como candidato, mas no como autoridad electa. Según comentó, al margen de las diferencias políticas, el alcalde de Lima de coordinar con el Ejecutivo porque este centraliza la mayor parte del presupuesto para las obras públicas.
“Su apasionamiento político va a tener que dejarlo a un lado y anteponer los intereses de la ciudad. Más allá de que se pueda estar en contra del gobierno de Pedro Castillo, es el presidente y tiene la sartén por el mango. En el tema presupuestal, estamos en un país centralizado, el gobierno tiene la plata”, dijo.
Villalobos señaló que municipalidades como la de Lima tiene un presupuesto escaso, que no llega a los US$ 400 millones anuales, es de los más bajos entre las capitales de América Latina.
“Lo que queda de ese presupuesto para inversiones es mínimo […] Cualquier obra de envergadura va a requerir que el Gobierno dé el dinero o avale cualquier préstamo. Si te vas a pelear con el gobierno y vas a politizar el asunto, la ciudad se va a ver perjudicada”, indicó.
Según los especialistas, el gobierno municipal debe coordinar con el gobierno central en áreas como estas
Áreas de coordinación con el Ejecutivo | Demandas |
---|---|
Ministerio del Interior - Policía | Seguridad ciudadana |
Ministerio de Transportes - ATU | Mejora del transporte público |
Ministerio de Vivienda y Saneamiento - Sedapal | Obras de saneamiento y agua potable |
Ministerio de Economía y Finanzas | Presupuesto para ejecución de obras |
Manuel Dammert-Guardia, sociólogo y docente de la Universidad Católica, comentó a El Comercio que “en la práctica, es muy difícil que gobierno metropolitano y gobierno nacional no tengan ningún canal de comunicación”.
En esa línea, explicó que un alcalde metropolitano debe negociar con el Ministerio de Economía y Finanzas, la Autoridad de Transporte Urbano (dependiente del Ministerio de Transportes y Comunicaciones), la Policía y distintos sectores el gobierno.
“Es importante recordar que quien más invierte en Lima es el gobierno nacional, sobre todo porque Lima no tiene las competencias de gobierno regional en temas de educación y salud, como si sucede en otras regiones del país”, dijo.
A nivel político, acotó, el alcalde Lima y el presidente sí pueden no estar directamente vinculados, ya que el primero tiene autonomía frente al gobierno nacional.
“En términos políticos, sí puede hacerlo, porque la estrategia del nuevo alcalde será intentar liderar la oposición al gobierno. En ese caso, no importará tanto los espacios de coordinación con el gobierno (siempre necesarios para la MML), sino la estrategia política frente a un escenario de mucha conflictividad política”, comentó.
En 1995, el mismo año en el que Alberto Fujimori ganó su reelección en primera vuelta, Alberto Andrade venció al candidato fujimorista, Jaime Yoshiyama, para alcanzar la Municipalidad de Lima. Lo mismo ocurrió en 1998, por una mayor ventaja, ante Juan Carlos Hurtado Miller. Así, Andrade se convirtió en una de las principales figuras de oposición al régimen fujimorista.
Dammert-García recuerda que esta rivalida se vio "expresada en la repetida foto de Andrade apuntando los cañones de la municipalidad hacía el Palacio de Gobierno, como una forma simbólica de disputa política". En tanto, Villalobos señala que en esa época, la función de la Municipalida de Lima estaba más vinculada al centro de la ciudad, donde Andrade logró recuperar zonas como el Mercado Central; pero que hoy el cargo es más amplio por el crecimiento de la ciudad.
"Alejandro Toledo nunca estuvo conmigo, fue bastante opositor a mi gestión en la municipalidad", dijo el sucesor de Alberto Andrade sobre el expresidente en el 2017. Ambos se enfrentaron en las elecciones presidenciales del 2011, que sería ganadas por Ollanta Humala.
En el 2011, Luis Castañeda también disputó la presidencia con quienes serían los próximos dos jefes de Estado: Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski. El fallecido líder de Solidaridad Nacional apoyó en la segunda vuelta de ese año a Keiko Fujimori, pero Humala fue el ganador. Castañeda volvió a la Municipalidad de Lima en el 2015 y tuvo una relación aparentemente cordial con Humala. Sin embargo, fuentes ligadas a su gestión cuentan que en realidad fue una relación tensa por motivos políticos y presupuestales. Lo mismo se repitió, indican las fuentes, en buena parte del gobierno de PPK. Durante la segunda vuelta del 2016 entre Kuczynski y Fujimori, el entonces alcalde de Lima se reunió con Fujimori y destacó que tenían "coincidencias".
En los últimos meses de su gestión, antes de ser vacado por infracción a la Ley Orgánica de Municipalidades, Muñoz se había convertido en un habitual crítico del gobierno de Pedro Castillo. Incluso le pidió renunciar al puesto y convocar a nuevas elecciones. Muñoz también fue uno de los primeros en pedir la renuncia de Manuel Merino a la presidencia en noviembre del 2020, luego de las muertes en las protestas ciudadanas en su contra.