“Se necesita diálogo y respeto entre todos”, reflexiona Pedro Olaechea sobre la tensión generada entre gobierno y oposición. (Foto: Alonso Chero / El Comercio)
“Se necesita diálogo y respeto entre todos”, reflexiona Pedro Olaechea sobre la tensión generada entre gobierno y oposición. (Foto: Alonso Chero / El Comercio)
Diego Chirinos

A su nuevo cargo lo recibió con una posible citación al Congreso, una controversia relacionada con la bebida de bandera y un ambiente de crispación entre el Ejecutivo y el Parlamento. Un contexto que, para el ministro, confirma que en el Perú se necesita diálogo entre todos los frentes.

—Tras su designación, congresistas oficialistas destacaron su “buena relación” con Fuerza Popular. ¿En qué consiste ese vínculo?
En general conozco a muchos congresistas de Fuerza Popular, incluso antes de entrar al Parlamento. Por ejemplo a Carlos Tubino, Úrsula Letona, Cecilia Chacón, César Segura, Lourdes Alcorta o Miguel Torres. Son personas competentes y correctas con quienes, de alguna u otra manera, me he encontrado en la vida profesional.

—El primer ministro Fernando Zavala calificó como “obstruccionista” al fujimorismo. ¿Cómo mejorar la relación entre Ejecutivo y Congreso en el actual contexto de crispación?
Yo respeto mucho a Fernando, quien es un hombre tremendamente capaz. Hay veces que las personas tienen sus propias razones y estilos. Él tiene el suyo y yo lo respeto.

—¿Comparte su afirmación?
No sé qué llevó a Fernando a decir eso. Yo tengo mi estilo, él tiene el suyo y tendremos que trabajar. Es todo lo que puedo decir.

—¿Qué hará desde el Ejecutivo para fortalecer el vínculo con el Congreso?
Creo que se necesita más diálogo y respeto entre todos. Yo me he sorprendido, ahora que he trabajado con la bancada de Fuerza Popular. Hay gente espectacular, con interés en apoyar y gran capacidad. En general, las personas de este Congreso permiten elevar el nivel del debate.

—El Parlamento también ha sido muy duro con el Ejecutivo al cual usted ahora pertenece.
Hemos tenido que enfrentar eventos tremendamente complejos, como el destape de la corrupción en empresas brasileñas y el Estado. Nosotros nos hemos dado cuenta del problema, pero eso no implica que corramos a trabar todo. Si hacemos eso, van a reportarnos como un país peligroso para hacer negocios y eso nos afecta a todos.

—¿No se podría tomar esa postura como endeble para enfrentar la corrupción?
Es que el Ejecutivo no es endeble por no ponerse a patear y gritar. Debemos reflexionar si lo que queremos es nuevamente a un tirano [en el poder] o creer en la democracia y buscar que sus instituciones funcionen. Es el momento para que el Poder Judicial se ponga los pantalones largos y deje de ser una de las instituciones menos creíbles del país. Tenemos una buena estructura. Lo que pasa es que algunos fiscales o jueces no hacen lo que deben.

—Pero, cuando los procuradores denuncian, se pide correctivos para ellos.
Es que tenemos que aprender modos democráticos y respetar instituciones. No se trata de simplemente dar más atribuciones porque al final vamos a empezar a generar fuerzas centrífugas que destrozan el Estado. La procuraduría debe entrar a un régimen que la controle. Cuando los poderes empiezan a ir por la libre, dejan de existir tres poderes del Estado.

—¿La procuraduría no debería ser independiente?
Sí, pero controlada. Por ejemplo, yo no puedo designar a un Tribunal Constitucional que empiece a legislar. La Constitución dice que no se puede interferir en sus sentencias pero sí permite el control político. El primer poder del Estado y el responsable de controlar es el Congreso porque representa la voluntad popular.

—Usted es el primer congresista oficialista que integra el Gabinete. ¿Ese fue un pedido de la bancada?
No hubo un pedido de reclamo o reivindicación. Nos hemos dado cuenta de que no somos tantos y tenemos que apoyarnos. Si bien hubo baches en el camino, ya comenzamos a engancharnos [Ejecutivo y bancada oficialista] como grupo.

—¿Quitarle un miembro a su bancada no es debilitarla ante una oposición tan numerosa?
No hay gran diferencia entre ser 72 [fujimoristas] y 17 [oficialistas] o 72 y 16. Por el contrario, mis compañeros hoy tienen más llegada con el Ejecutivo al tener a un congresista en el Gabinete.

—¿Usted pertenece a una facción dentro de la bancada oficialista?
Quien afirma la existencia de facciones debe haber fumado café. Yo tengo gran relación con todos. Lo que pasa es que nos estamos descubriendo.

—La Comisión de Producción del Congreso lo citará por la controversia generada con empresas que renunciaron a la denominación de origen del pisco para participar en un concurso. ¿Cómo toma esto?
Esto sucede cuando tenía 12 horas como ministro [ríe]. A Mario Mantilla [presidente de la comisión] este tema le es ajeno y, súbitamente, se le vino el cargamontón. Mario dijo: “Tendré que llamar al ministro para que me informe” y es lo correcto. No lo tomo a mal.

—¿Qué le informará?
La denominación de origen es del Perú. Sin embargo, en su momento, no se reivindicó. Entonces, cuando ese valor nacional estaba descuidado, Chile lo recogió y lo reivindicó antes que nosotros. Si bien ahora compartimos la denominación, el Perú no ha querido reconocer la marca para Chile y viceversa. Si el concurso hubiese sido aquí, el producto chileno tampoco hubiese ingresado como pisco.

—¿Las empresas no son libres para decidir si cambian o no la denominación para participar en un concurso?
No. Una denominación no es de la empresa sino del país. Si una empresa cumple con los requisitos y respeta la marca, el Estado le da el derecho de uso. Pero eso no la faculta para jugar con la denominación. Indecopi ha tomado una actitud seria como depositario de la marca al señalar que le retirará la denominación de origen a esas empresas.

—El 35% de exportaciones de pisco va a Chile. ¿También quitarán la denominación a los exportadores?
Ese es un tema que deberá definir Indecopi.

—¿Cuál es la posición del Produce?
No me han elegido como pequeño tirano de la industria. Esa decisión no me corresponde a mí sino al Indecopi.

—¿Una sanción como esta no interferiría en la estrategia comercial de las empresas?
La estrategia comercial que da valor es la palabra pisco, la cual es una marca del país. Entonces, quien quiera hacer estrategia comercial, que no haga pisco. Pero eso ya queda en el ámbito administrativo.

—Un tema que sí le compete es el de la diversificación productiva, sobre el cual su predecesor tuvo idas y vueltas. ¿Cuál es su posición?
El plan de diversificación, como plan, ya no sirve. Lo que vamos a analizar es qué centros de innovación tecnológica (CITE) están dando valor. Los otros se pondrán en ‘stand by’. Las políticas públicas exitosas apoyan el desarrollo de las decisiones de los productores, cierran las falencias y carencias, pero solo son elementos de apoyo.

—¿La diversificación la genera el mercado o el Estado?
La genera el mercado. Lo que hace el Estado es identificar la necesidad y acompañar al productor para que la satisfaga.

—¿El Estado es quien debe elegir a qué industrias apoya y a cuáles no?
Es al revés. El Estado tiene que darse cuenta de cuáles industrias están creciendo y necesitan apoyo.

—Algunos sectores afirmaron que el gobierno anterior utilizaba las cuotas de pesca de anchoveta para garantizar un crecimiento del PBI. ¿Eso no sucederá bajo su gestión?
El control de la especie está a la cabeza de la asignación de cuotas. El recurso, al final del día, permitirá que todos puedan vivir de la pesca.

MÁS EN POLÍTICA...