Chespirito: Sin querer queriendo
☆☆
2025
HBO Max
Director:
Actores:
Género:
Duración:
Clasificación:
"Chespirito: Sin querer queriendo" fue estrenado el 5 de junio en HBO Max. (Foto: HBO)
"Chespirito: Sin querer queriendo" fue estrenado el 5 de junio en HBO Max. (Foto: HBO)
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estrella

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, la esperada miniserie biográfica que retrata la vida del célebre comediante mexicano Roberto Gómez Bolaños, estrenó el primero de sus ocho episodio. Creada por su hijo, Roberto Gómez Fernández, y dirigida por David Ruíz y Julián de Tavira, esta producción propone un viaje entre lo emotivo, lo íntimo y lo profesional para mostrar el lado más humano del creador de “El Chavo del Ocho” y “El Chapulín Colorado”.

El episodio inicial se presenta como un relato nostálgico y multifacético, marcado por saltos temporales, conflictos personales y una cuidadosa puesta en escena que combina lo clásico con lo dramático.

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Alfonso Rivadeneyra

De los foros al pasado: una estructura en espejo

El episodio comienza en el año 1981, con Roberto y su equipo de actores preparándose para una presentación en Colombia. El llamado a los camerinos activa una dinámica coral que sirve no solo para presentar a los personajes más icónicos del universo de Chespirito –aunque con nombres modificados por cuestiones legales–, sino también para introducir las tensiones internas que marcaron esa etapa de su vida. Marcos Barragán, una representación directa de ‘Quico’ (Carlos Villagrán), lanza comentarios sarcásticos que anticipan el conflicto que marcará gran parte del episodio.

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Desde ahí, la narrativa se desdobla en múltiples líneas temporales. Mediante flashbacks bien articulados, viajamos hasta la infancia y juventud de Roberto Gómez Bolaños. Con una estética que remite al melodrama de época y al cine clásico latinoamericano, vemos a un joven Roberto empeñado en encontrar su lugar en el mundo artístico, pese a las presiones familiares para que se incline por un empleo convencional. “Zapatero a tus zapatos”, le dice su madre, pero él prefiere apostar por el humor, la creatividad y el espectáculo.

En "Chespirito: Sin querer queriendo", una toma de Pablo Cruz Guerrero y Paulina Dávila como Roberto Gómez Bolaños y Graciela Fernández (Foto: HBO Max)
En "Chespirito: Sin querer queriendo", una toma de Pablo Cruz Guerrero y Paulina Dávila como Roberto Gómez Bolaños y Graciela Fernández (Foto: HBO Max)

El arte como destino inevitable

El paso de Bolaños por una fábrica de tornillos, trabajo que detesta pero que representa estabilidad económica, se convierte en un momento simbólico del episodio. Una escena en la que interpreta una parodia estilo Chaplin sirve como guiño a sus influencias iniciales y deja claro que el arte no es solo su vocación, sino su forma de vida.

La historia de amor con Graciela Fernández también ocupa un lugar central. Su primer encuentro ocurre en un billar, donde Roberto realiza una pequeña puesta en escena junto a unos amigos. Desde ese momento, se establece una relación que parece idílica en sus comienzos, pero que con el tiempo se verá erosionada por el peso de la fama, las ausencias y los compromisos laborales.

Paulina Dávila y Macarena García, en las distintas etapas de Graciela, ofrecen una interpretación sólida, equilibrando la ternura del enamoramiento con la frustración de una mujer que, aunque admira a su esposo, empieza a perder la conexión con él. La serie insinúa que ella fue una de las principales impulsoras para que Roberto se atreviera a dejarlo todo por el mundo artístico, aunque también sugiere que no estaba preparada para convivir con la fama y el desgaste que esta conlleva.

Tensión en Acapulco: amor, traición y rivalidad

Uno de los momentos más tensos del capítulo se da durante la preparación de un viaje a Acapulco con todo el elenco, lo que en la narrativa real se corresponde con los famosos episodios de “El Chavo del Ocho” grabados en ese balneario. Roberto planea este viaje como una especie de segunda luna de miel con Graciela, buscando reavivar una relación que ya muestra signos de desgaste.

Sin embargo, el episodio sugiere que en este entorno paradisíaco también empieza a germinar una atracción entre Roberto y Margarita Ruíz, personaje que representa a Florinda Meza. En una escena cargada de simbolismo, Chespirito la felicita por su supuesto compromiso con otra persona, pero su rostro transmite una tristeza contenida. Horacio, su hermano y mánager, se da cuenta de lo que ocurre y le advierte: “Deja de jugar”. La tensión está sembrada, aunque aún no se traspasan ciertos límites.

De izquierda a derecha los actores Andrea Noli (Bruja del 71), Miguel Islas (Don Ramón), Paola Montes de Oca (Chilindrina) y Pablo Cruz (el Chavo) en  "Chespirito: sin querer queriendo".
De izquierda a derecha los actores Andrea Noli (Bruja del 71), Miguel Islas (Don Ramón), Paola Montes de Oca (Chilindrina) y Pablo Cruz (el Chavo) en "Chespirito: sin querer queriendo".
/ Max

La sombra de ‘Quico’: rivalidades y egos

Otro de los focos del episodio es la conflictiva relación con Marcos Barragán (Quico), quien lanza una frase hiriente sobre los inicios humildes de Roberto como limpiapisos en Televisa. Aunque en clave de humor, el comentario está cargado de veneno y deja ver que la relación entre ambos personajes ya está fracturada. La escena final, en la que Marcos declara: “Que se joda Roberto”, confirma que este conflicto será uno de los ejes centrales de los próximos episodios.

La serie no escapa a la polémica: muchos fanáticos ya han comenzado a debatir en redes sobre si se está retratando con justicia a Carlos Villagrán y si hay una intención de “ajustar cuentas” desde la visión del heredero de Bolaños. Aun así, el retrato no resulta caricaturesco: hay matices, contradicciones y una intención clara de mostrar los claroscuros del comediante.

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Un homenaje con estilo clásico y cuidado visual

En términos de producción, el primer episodio destaca por su calidad visual. La dirección de arte, el vestuario y la ambientación están cuidados al detalle, transportando al espectador a los años 50, 60 y 80 con fluidez y credibilidad. Los escenarios, tanto los de época como los de los sets de televisión, funcionan como cápsulas del tiempo que refuerzan el espíritu nostálgico de la serie.

Las actuaciones también están a la altura. Pablo Cruz Guerrero logra un Chespirito contenido y reflexivo en su adultez, mientras que Iván Arango aporta chispa y entusiasmo en la versión juvenil. Bárbara López, como Margarita Ruíz, se muestra carismática pero aún en segundo plano, anticipando que su papel tomará más protagonismo en entregas futuras.

Conclusiones: un primer paso prometedor pero no extraordinario

El capítulo inaugural de “Chespirito: Sin querer queriendo” cumple su misión: presentar al personaje central, establecer sus vínculos afectivos y profesionales, y anticipar los conflictos que definirán el desarrollo de la serie. Lejos de ofrecer una visión edulcorada, el guion se permite explorar las contradicciones de una figura compleja, marcada por su sensibilidad, su talento y también por las dificultades para conciliar la vida personal con la profesional.

Aunque todavía no hemos llegado al momento de la creación de “El Chavo del Ocho” o “El Chapulín Colorado”, el camino ya está trazado. La serie invita al espectador a descubrir no solo al ícono del humor latinoamericano, sino al hombre que, con sus aciertos y errores, dejó una huella imborrable en la cultura popular.

En palabras del propio Chavo: “Es que no me tienen paciencia”. Pero si se le da esa oportunidad, esta serie promete convertirse en una de las biografías más comentadas del año en el ámbito latinoamericano. Y todo, sin querer queriendo.

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