La última evaluación científica del agotamiento de la capa de ozono indica que esta se recupera a niveles de entre 1 y 3 % por década y que las acciones emprendidas en el marco del Protocolo de Montreal (1987) pueden ayudar a recuperar ese vital escudo hasta 2060.
“Los hallazgos del informe confirman que las medidas adoptadas en virtud del tratado internacional han provocado disminuciones a largo plazo en la abundancia atmosférica de las sustancias controladas que agotan el ozono (SAO) y en la continua recuperación del ozono estratosférico”, asegura un comunicado de ONU Medio Ambiente y la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Los resultados de esta revisión cuatrienal, realizada por el Panel de Evaluación Científica del Protocolo de Montreal, serán presentados a partir de hoy durante la trigésima reunión de los firmantes de este acuerdo, que se celebrará hasta el viernes en la capital ecuatoriana.
“La evidencia presentada por los autores muestra que en partes de la estratosfera la capa de ozono se ha recuperado a una tasa de entre 1-3 % por década desde el año 2000”, señala el comunicado.
Y agrega que, según las tasas proyectadas, el hemisferio norte y el ozono de latitud media se recuperarán completamente para la década de 2030, seguidos del hemisferio sur en la década de 2050 y las regiones polares en 2060.
La capa de ozono protege la vida en la Tierra de los rayos ultravioleta del sol y su conservación es el objetivo central del Convenio de Viena de 1985, ratificado por 197 estados.
El Protocolo de Montreal es un anexo destinado a reducir el uso de aquellas sustancias que consumen la capa de ozono, gases contaminantes que aceleran el calentamiento global y el cambio climático.
“El Protocolo de Montreal es uno de los acuerdos multilaterales más exitosos de la historia por una razón: su cuidadosa combinación entre ciencia y acción colaborativa establecida para sanar nuestra capa de ozono”, afirma Erik Solheim, director ejecutivo de ONU Medio Ambiente.
La evaluación científica, dicen los autores del último estudio, ofrece una visión del papel que debe tener el Protocolo en las próximas décadas, cuando se cumplan los plazos para dejar de usar ciertos productos y entre en vigor la Enmienda de Kigali, aprobada en 2016.
Ratificada hasta ahora por 58 países, esta enmienda, que entrará en vigor el próximo 1 de enero, requiere que los países reduzcan la producción y el consumo proyectados de hidrofluorocarbonos (HFC) en más del 80 % durante los próximos 30 años.
Para los autores de la Evaluación, “es posible evitar hasta 0,5°C de calentamiento global este siglo a través de la implementación de la Enmienda” y se reafirma su “importancia crucial” en los esfuerzos por mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 2°C.
El científico estadounidense David Fahey, copresidente del Panel de Evaluación Científica del Protocolo de Montreal, indica que los resultados del último estudio “resaltan la importancia de un monitoreo continuo a largo plazo de los HFC en la atmósfera a medida que la Enmienda de Kigali comienza a afianzarse”.
Los hallazgos se producen poco después del lanzamiento de un informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), que concluyó que “solo quedan doce años para limitar el calentamiento global en 1,5 °C” y que un mayor aumento en las temperaturas globales causará “un impacto cada vez más extremo en la vida humana y en los ecosistemas”, advierte el mismo comunicado.
“Las emisiones de dióxido de carbono siguen siendo, por mucho, los gases de efecto invernadero que impulsan más el calentamiento global. Pero también podemos ayudar a enfrentar el cambio climático al reducir otros gases, incluidos los HFC. Cada contribución es importante”, explica el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, antes del encuentro en Quito.
(Fuente: EFE)
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