Hernando Tavera tiene un magíster en Geofísica Interna.
Hernando Tavera tiene un magíster en Geofísica Interna.
/ Leandro Britto
Diego Suárez Bosleman

El pasado miércoles, durante la Junta Interamericana de Defensa de la (OEA), Hernando Tavera, presidente del (IGP), dio un claro mensaje: puede estar próximo un de 8,5 de magnitud en la costa peruana; por lo tanto, hay que prepararse.

Según Tavera, datos obtenidos por el IGP demuestran que una gran área de la costa viene acumulando deformación por más de 270 años, y al momento de relajarse desencadenará un evento sísmico que generaría altos niveles de sacudimiento del suelo.

El Comercio conversó con el especialista sobre este riesgo y las investigaciones realizadas al respecto.

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—¿Cuál fue el motivo de su participación en el evento organizado por la OEA?

Es una reunión que la OEA realiza cada año y tiene que ver con el riesgo de ocurrencia de peligros naturales. Se nos invitó para hacer una simulación sobre el escenario sismotectónico del borde occidental de toda América prácticamente. Hicimos una revisión y nos enfocamos en el caso del Perú. Presentamos lo que nosotros, como IGP, ya habíamos dado como informe a inicios del 2017: frente a la costa del país hemos identificado zonas que se encuentran en proceso de acumulación de deformación, que en algún momento tiene que liberarse y dar origen a un evento sísmico de gran magnitud.

—¿Cuáles son estas zonas de acumulación?

En este escenario se encuentra Lima región, en el centro del país y las costas de las regiones Moquegua y Tacna, al sur. Esta información nos lleva a decir que el sismo probablemente tenga una magnitud de 8,5 o un poco mayor. Tenemos que estar preparados para ese escenario, desarrollar un trabajo que nos lleve a tener una cultura de prevención.

—¿Cómo se llevó a cabo el trabajo de identificación de estas regiones de riesgo?

Medimos y vigilamos el desplazamiento de las placas tectónicas. Esto se hace con estaciones de GPS. La idea es sencilla: si nosotros asumimos que la placa continental está moviéndose continuamente hacia la placa oceánica, por encima de esta, entonces uno puede tranquilamente monitorear ese desplazamiento en el tiempo, y saber con qué velocidad se desplaza y su dirección. Pero si la zona continental no se desplaza, es porque realmente hay un proceso de deformación que se está acumulando ahí.

—El último gran terremoto que tuvo la costa central fue en 1746. Entonces, desde esa fecha se está acumulando la deformación...

Exactamente. Algunas personas pueden decir que en aquella zona ocurrió el terremoto del 40, del 66, del 74. Es verdad, pero esos eventos sísmicos no han sobrepasado el valor de 8. Se entiende que el terremoto de 1746 tuvo una magnitud por encima de 8,8. En el centro del Perú no se ha liberado toda la energía acumulada.

—¿Actualmente en qué se está enfocando el trabajo del IGP asociado a los eventos sísmicos?

Estamos ahora continuando con el monitoreo del desplazamiento de las placas tectónicas para evaluar si el escenario cambió o no, y hasta la fecha se mantiene la acumulación. En vista de eso, desde el año pasado estamos ejecutando el proyecto Sistema de Alerta Sísmico Peruano (Saspe). A través de la iniciativa hemos colocado 106 sensores a lo largo de la costa peruana. Eso nos permitirá detectar el sismo, evaluar si es grande o pequeño, y si es grande, enviaremos inmediatamente una alerta a las áreas urbanas.

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