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La cultura Maya, su final y el abandono de sus principales ciudades es un misterio de la arqueología. Entre las teorías más usuales se especula que pudo deberse a la escasez de recursos naturales, la expansión de enfermedades, rebelión campesina o invasiones de civilizaciones foráneas. Sin embargo, la hipótesis más aceptada es la de una sequía extrema.
Gracias a un último descubrimiento esta teoría podría acercarse cada vez más a su validación absoluta. El Dr. Andre Droxler del Rice University de Houston, junto a su equipo, analizó el fondo marino del “Gran Agujero Azul de Belice“, un pozo de 125 metros de profundidad que acumula el exceso de agua y sedimentos de varios ríos y arroyos de la zona.
La investigación, publicada en la revista LiveScience, descubrió que la proporción entre titanio y aluminio disminuyo sorprendentemente entre el año 800 y 1000 AC (periodo del declive Maya) . Esto quiere decir que durante aquella época hubo una gran escasez de lluvias. “Cuando tienes grandes sequías, comienzan las hambrunas y los disturbios”, señaló Droxler.
En sus inicios, este gran agujero era un sistema de cuevas de piedra caliza que se formó durante el último periodo glacial. Sin embargo, durante el deshielo, hace 12 mil años, el agua lo cubrió y formó lo que se puede ver ahora.
Asimismo, se encuentra cerca de la Península de Yucatán, área donde se establecieron los mayas, es por eso que el estudiarlo puede revelar las condiciones climáticas de aquella época.
Esta teoría todavía no puede probar que fue un gran sequía la encargada de ponerle fin a una de las civilizaciones más avanzadas de Centroamérica. No obstante, refuerza aquella hipótesis.
Fuente: CNN