Representación artística del monstruo de Tully. (Imagen: SEAN MCMAHON / YALE UNIVERSITY)
Representación artística del monstruo de Tully. (Imagen: SEAN MCMAHON / YALE UNIVERSITY)
Redacción EC

Es uno de los animales de la antigüedad que más polémica ha causado entre los científicos. Conocido como el monstruo de Tully, sus características tan particulares son un verdadero dolor de cabeza para los paleontólogos que lo estudian desde que fue descubierto en 1950 por un coleccionista de antigüedades, de apellido Tully.

Ahora, un nuevo estudio, publicado en la revista , afirma que esta criatura en realidad no poseía una columna vertebral, sino que se parece más a un pulpo o un calamar gigante, con lo cual se pone en duda lo que se sabía sobre Tully.

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Este animal es tan peculiar que durante 60 años, los científicos no han podido llegar a un consenso de si era un animal vertebrado (como los mamíferos, las aves, los reptiles y los peces) o invertebrado (como los insectos, los crustáceos, los pulpos y demás animales).

Además, su forma era tan extraña incluso para los animales de su tiempo: donde debería tener la boca, este animal poseía un largo apéndice con lo que parece ser un par de tenazas, como un cangrejo. Sus ojos, por otro lado, sobresalían de su cuerpo como sucede con los caracoles actuales.

Para 2016 un estudio halló que Tully poseía una varilla rígida de cartílago que sostenía su cuerpo y branquias, con lo cual se pensó que era un depredador vertebrado, como los peces primitivos.

El monstruo de Tully tenía características muy particulares. (Foto: Universidad de Yale)
El monstruo de Tully tenía características muy particulares. (Foto: Universidad de Yale)

Sin embargo, el más reciente trabajo, dirigido por los doctores Chris Rogers y Maria McNamara del University College Cork, analizó los químicos presentes en los ojos del animal y refutó esta hipótesis.

Los investigadores usaron un acelerador de partículas para determinar las proporciones de elementos en los ojos de la criatura y pudieron establecer una comparación con el antiguo Tullimonstrum.

Los resultados sugieren que la disposición de los melanosomas (pequeños órganos) en los ojos del animal prehistórico era mucho más parecido al de los invertebrados modernos que al de los vertebrados.

“La química de los ojos de Tully y la proporción de zinc a cobre fue más similar a la de los invertebrados que los vertebrados”, detalló Rogers a The Conversation.

“Esto sugiere que el animal puede no haber sido un vertebrado, lo que contradice los esfuerzos anteriores para clasificarlo”, agregó.

El equipo de investigación también halló que los ojos del fósil contenían un tipo diferente de cobre que el que poseen los invertebrados modernos, con lo cual los científicos son “incapaces de clasificarlo”, afirma el experto.

“Si bien nuestro trabajo agrega peso a la idea de que Tully no es un vertebrado, tampoco lo identifica claramente como un invertebrado”, indica el experto.

El nuevo estudio muestra que aún los investigadores están lejos de poder clasificarlo, así “la criatura es más misteriosa que nunca”.

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