Científicos de la Universidad de Wisconsin (EE.UU) hallaron evidencia de que la meditación consciente beneficia el funcionamiento de ciertos genes. El equipo reunió a un grupo de experimentados meditadores y otro de personas que no meditan, pero que fueron orientados para esta investigación. Luego de una larga sesión, los expertos, cuyo trabajo fue publicado en la revista “Psychoneuroendocrinology”, midieron los cambios moleculares.
En ambos grupos, los análisis mostraron cambios en el proceso de regulación génica, por el cual toda la información se traduce en la producción de sustancias necesarias para su desarrollo. Asimismo, se redujeron los niveles de los genes RIPK2 y COX2, promotores de la inflamación, cuya alteración está ligada al estrés.
Ambos genes son el blanco de los fármacos antiinflamatorios y analgésicos. El factor psicológico es clave en el desarrollo y progresión de ciertas enfermedades crónicas inflamatorias como la artritis reumatoide, la enfermedad inflamatoria intestinal y el asma .
Por eso, los científicos consideran que la concentración en la respiración y sensaciones corporales, entre otras características de la meditación, disminuyen el estrés y evitan la inflamación. Los participantes también realizaron pruebas socialmente estresantes (dar un discurso improvisado y hacer cálculos mentales frente a una audiencia y a una cámarade video). Tras la meditación se observó una rápida aparición de la hormona cortisol, que se libera en respuesta al estrés y permite superar estas pruebas con facilidad.