
“Llamamos “tendencia” a una dirección, un patrón general en el que algo está cambiando o desarrollándose. En nuestras artes visuales, si bien la preocupación por la naturaleza no es un tema reciente, actualmente podemos verla expresada en diversas exposiciones, tanto en museos como en galerías: en el Icpna se inauguró recientemente la retrospectiva de Claudia Coca, que critica la visión colonialista del paisaje; en el MAC Lima, la exposición más reciente del maestro Moico Yaker nos remite a un concierto animal que exige la empatía del observador. En el MALI, Sara Flores es la primera artista indígena que inaugura una exposición individual en sus salas, desarrollando una obra basada en el Kené, arte ancestral del pueblo Shipibo-Conibo. Y en la península, una reciente muestra de arte amazónico curada por Christian Bendayán destacó en la última edición de la feria Arco en Madrid.
LEE TAMBIÉN | Un paseo con Vargas Llosa por el Barrio Latino
Esta tendencia también se observa en la literatura: a inquietantes novelas donde la naturaleza y emociones humanas, como “Vida Animal” de María José Caro, “Se hace otoño” de Susanne Noltenius o “Madre de Dios” de Andrea Ortiz de Zevallos, se suma la flamante reedición del clásico “Paisajes peruanos” del fundamental José de la Riva Agüero (quien merece artículo aparte). Sin duda, algo está sucediendo.
“Lejos de la tierra: Arte y naturaleza en el Perú contemporáneo” es un libro muy oportuno que acaba de publicar el estudioso Víctor Vich, a propósito de esta tendencia. En este volumen, el investigador de la PUCP ensaya una decena de reflexiones a partir de propuestas de 14 artistas tan disímiles pero coincidentes en el tema natural, como son Carmen Reátegui, Lucía Monge, Carlos Tovar, Cristina Planas, Eliana Otta, Alejandro Jaime, Jaime Miranda, Edi Hirose, Ishmael Randall, Roberto Huarcaya entre otros. Para Vich, el arte responde a las necesidades y condicionamientos de época, y si consideramos que la relación de los peruanos con la naturaleza es uno de los principales conflictos sociales, no es casual que esta problemática se manifieste en las artes visuales. “El arte supone experimentación, renovación y cambio. Y ha sucedido que artistas locales se han percatado de que el paisaje como tema no formaba parte de las líneas centrales en la producción visual peruana. Y lo que ven es un trauma, una destrucción campal. Y han empezado a simbolizarlo”, afirma Vich.
Es curioso que el país oficial, cuyo escudo nacional fue diseñado por naturalistas, tenga una visión de la naturaleza tan restringida a la industria extractiva. “En efecto, el centro del escudo representa los tres reinos naturales. A inicios de la República, la naturaleza se definió como una garantía de la vida colectiva; la nación peruana sería posible porque la naturaleza permite sostenerla. No se entendía la naturaleza como algo externo a la nación, sino como el soporte que permite imaginar la comunidad”, explica el investigador.
Pueden hablar de ecología, de evidencias de la catástrofe, del colonialismo instalado en la idea del paisaje exótico. Pero en lo que todos los artistas coinciden es ponen en crisis el paradigma mismo de la sociedad occidental “moderna”: separar la cultura de la naturaleza. La primera lotizando, apropiándose y extrayendo los recursos de la segunda. “En sus trabajos, los artistas parecen decir que lo humano no puede ser sustraído de lo natural. Lo humano necesita de la naturaleza para vivir, es parte de ella”, explica Víctor Vich. Así, en los últimos años, buena parte de las tendencias del arte contemporáneo se fija en deconstruir esta oposición. Ambas categorías, naturaleza y cultura, son dos dimensiones inseparables, en permanente interacción e intercambio. Así, hablar de cómo los artistas peruanos representan hoy la naturaleza y el paisaje no es un debate estrictamente ecológico. Es una reflexión sobre la misma idea fundacional de nuestro Estado y de la sobrevivencia de este y de sus habitantes. Así de sencillo y complejo a la vez.
• "Non Nete. Un sueño para una nación indígena". muestra de Sara Flores, artista Shipibo-Conibo. Museo de Arte de Lima (MALI), Parque de la Exposición, Lima.
• La piel de mi reino. Dibujos, bordados y videos de Claudia Coca. En el Espacio Germán Krüger Espantoso del ICPNA, av. Angamos Oeste 120, Miraflores.
• Conversaciones en el zoológico. Moico Yaker en la Sala 2 del Museo de Arte Contemporáneo, av. Miguel Grau 1511 - Barranco.
• Glaciares, Belleza y fragilidad, fotografía de Huaytapallana (Junín), Pariacaca (Lima y Junín) y Colque Punku (Cusco), con imágenes del Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña, en la Galería del CC. Inca Garcilaso, jr. Ucayali 391, Lima.
• Amazonía. Vida y memorias de un artista. Fotografías de Paolo López Zubiaurr; en la Galería Grau, av. Miguel Grau 604, Barranco.