Cataluña. (Foto: Reuters/Video: El Comercio)
Gisella López Lenci

Este domingo, el destino de puede cambiar. O quizá no. El referéndum independentista de ha puesto en evidencia las divisiones del país y las heridas históricas que aún no se cierran. Los soberanistas quieren ir a las urnas para reclamar su separación de España, mientras que el resto de catalanes no quieren apoyar los anhelos independentistas al no tener claro qué realmente pasará con esa región.

Desde Madrid, el gobierno de Mariano Rajoy quiere impedir a como dé lugar el referéndum, que tampoco cuenta con el aval de la justicia española. Por eso, la sensación de incertidumbre planea sobre lo que ocurrirá mañana. La presencia de las fuerzas policiales se han incrementado en Barcelona y otras ciudades catalanas, mientras que los Mossos d'Esquadra, la policía regional, se debaten entre defender la seguridad de los independentistas o aferrarse a la ley española.

“Nadie sabe lo que pasará al día siguiente del referéndum”, dice en entrevista con El Comercio el internacionalista de la PUCP, Óscar Vidarte.

“El referéndum en Cataluña es una representación más del auge de los nacionalismos, que están dividiendo el continente europeo. Estos nacionalismos se presentan de diferentes formas. A veces con partidos de ultraderecha, como en Francia y ahora en Alemania, pero también a partir de nacionalismos mucho más históricos y que reclaman mayor soberanía, que es lo que estamos viendo en España”, explica.

“Si gana el Sí, nadie sabe qué va a pasar al día siguiente. El problema es que estamos frente a dos posiciones extremas”. Vidarte señala que, de un lado, hay una posición que ha sido muy reacia a conversar sobre la autonomía catalana. “El Partido Popular, de Mariano Rajoy, ha hecho todo lo posible por restar cualquier espacio de diálogo bajo la premisa de la intangibilidad del territorio español. Por otro lado, los soberanistas buscan una salida unilateral, al margen de la Constitución”, agrega.

De ganar el referéndum con una abrumadora mayoría, esto le podría dar espacio de negociación al gobierno catalán y poder ejercer más presión sobre el gobierno central español, y así conseguir mayores reivindicaciones autonómicas para su región. Sin embargo, los espacios de diálogo se han reducido debido a la pugna constante de las últimas semanas.

VEA LO ÚLTIMO DE MUNDO...

Contenido sugerido

Contenido GEC