¿La informalidad es realmente un problema del que tenemos que ocuparnos? Sin duda. Aproximadamente 13,4 millones de peruanos se desarrollan en la informalidad. Esto significa que viven al día, al margen de la ley, de las obligaciones, pero también sin la protección y servicios que el Estado debe ofrecer.

Para la mayoría de personas que operan en la informalidad, su interacción con el Estado no es positiva. De hecho, muchos hemos sido testigos del abuso de funcionarios municipales o del intento de extorsión que ejercen los funcionarios públicos con quienes son informales. Por esta razón quienes se desarrollan en la informalidad tienen una mayor tolerancia a la corrupción, al considerarla un mecanismo válido y eficiente de solución de problemas. Tienen, además, una menor satisfacción con la democracia. Porque, seamos claros, si la gran mayoría de peruanos está preocupada por llegar a fin de mes, la democracia no funciona para ellos. Al vivir al margen de la ley, su prioridad es la subsistencia.

Y si bien la informalidad puede permitirles salir adelante, la realidad es que esta limita su productividad y desarrollo. La informalidad nos impide crecer más y desarrollarnos mejor. Pero como la informalidad en el Perú es principalmente cultural, esta está avanzando y capturando instituciones y espacios.

Y lo cierto es que ningún país ha logrado desarrollarse siendo informal. Por esta razón, desde Capitalismo Consciente Perú organizamos 33 mesas redondas a lo largo de 5 meses, donde participaron más de 350 líeres de distintos sectores, la empresa, el Estado, la política, la sociedad civil, estudiantes y ciudadanos de a pie, y de distintas regiones del país. Pero todos buscando responder a la pregunta: ¿cómo contribuimos desde el sector privado a reducir la informalidad?

Una de las ideas recurrentes fue la necesidad de trabajar con los proveedores. La empresa privada puede apoyar a los microempresarios, estableciendo políticas que busquen incorporar a más microempresas en las distintas etapas de la cadena productiva, ayudándolos a formalizarse, capacitándolos para trabajar con las grandes empresas, generando incentivos como financiamiento o mejores condiciones de pago. El primer paso es evaluar si nuestras políticas empresariales están contribuyendo con la informalidad. Si mi empresa paga a los proveedores a 90 o 120 días, soy parte del problema.

¿Cómo contribuimos desde el sector privado a mejorar las condiciones de las mypes? Es Hoy ha lanzado #CompromisoMYPE, que incluye una serie de principios como la segmentación de proveedores, la reducción de tiempos de pago (por debajo de 30 días) y la simplificación de procesos, contribuyendo así a su crecimiento y productividad. Excuela, junto con la Universidad del Pacífico y Cofide, ha desarrollado un programa de cursos prácticos sobre gestión adaptados a la realidad de las mipymes. Mientras que Angloamerican ha dinamizado la economía en Moquegua al enfocarse en impulsar la formalización de proveedores locales. Además, implementó un programa de acompañamiento para lograr la homologación de proveedores locales en estándares de seguridad.

Los gremios tienen una tarea importantísima, ya que pueden financiar estudios que midan el impacto de la regulación que hoy generan barreras a la formalidad y promover reformas. La formalidad es un círculo virtuoso y el sector privado tiene la posibilidad y la obligación de impulsarla.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

María Cecilia Villegas es CEO de Capitalismo Consciente Perú

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