Santiago Pedraglio

Como producto de la colisión de un avión de pasajeros y un helicóptero del Ejército, la semana pasada murieron en Estados Unidos 67 personas. La nota controversial, a propósito de tan lamentable accidente, la dio el presidente Donald Trump. En una conferencia de prensa, culpó a los expresidentes Barack Obama y Joe Biden, aduciendo que habían aplicado políticas de “diversidad” para contratar a los controladores aéreos. En aras de fomentar la inclusión, habrían relajado los criterios para contratar a personal calificado.

No obstante, tal como el periodista David E. Sanger informa en un artículo del “New York Times”: “Trump no citó ninguna prueba de que los programas de diversidad tuvieran algo que ver con el choque fatal [...] e incluso admitió, cuando se le presionó, que la investigación acababa de empezar” (30/1/25). Simplemente, Trump siguió el libreto de ‘enmarcar’ los acontecimientos en su discurso ideológico y político, mismo mecanismo que empleó hace escasas semanas: “Es algo que ya ha hecho antes: tras un atentado terrorista en Nueva Orleans hace un mes, culpó a la migración ilegal, aunque el atacante era un ciudadano estadounidense nacido en Texas”, anota el mismo periodista.

Ese ‘enmarcar’ es una forma habitual de descalificar al adversario. El presidente Trump caricaturiza el discurso de la inclusión –lo progre– presentándolo como dogmático y, sobre todo, ineficiente, al extremo de provocar desgracias como un accidente aéreo.

“Tengo sentido común”, respondió cuando le inquirieron sobre su afirmación sin pruebas. De esta manera, trasladó al ámbito de la opinión –”tengo sentido común”– lo que demanda evidencias concretas, verificables, para confirmar las razones de la desgracia. Es una evidente estrategia de opinión pública –de “lucha cultural”, como algunos dicen– para instalar “verdades” donde no existen, e inducir la repetición de lo tan livianamente afirmado, así sea falso o, por lo menos, estar muy lejos de haber sido comprobado.

En otro terreno, siempre haciendo uso de su supuesto “sentido común”, esta vez, a propósito del aumento de aranceles a sus principales socios comerciales, Trump afirmó que “los aranceles no causan inflación, sino que generan éxito” (BBC, 1/2/25). Otra afirmación sin sustento.

Es probable que los impulsores y protagonistas de la reciente alianza de Trump y los supermillonarios tecnológicos pretendan cerrar el círculo de la construcción de un “sentido común” dentro y fuera de Estados Unidos, operación para la cual las redes sociales, los algoritmos y la información direccionada le podrá ser de gran utilidad.





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Santiago Pedraglio es Sociólogo

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