"Antes de ser funcionario público, me interesé en la idea de los CITE y con mucho trabajo logramos volver el Citevid (Centro de Innovación Tecnológica Vitivinícola) una realidad". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"Antes de ser funcionario público, me interesé en la idea de los CITE y con mucho trabajo logramos volver el Citevid (Centro de Innovación Tecnológica Vitivinícola) una realidad". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Iván Alonso

El ministro de Economía, , ha dado con un método para acabar con la evasión del(IGV): permitir la deducción de todos los gastos posibles para fines del Impuesto a la Renta. Cuando usted calcule su renta imponible, tendrá que sumar todos los ingresos percibidos durante el año, como ha sido siempre, pero podrá deducir sus gastos, siempre que estén sustentados con un comprobante electrónico. Eso le dará un incentivo para pedir su boleta o factura; y, habiéndola emitido, el vendedor no tendrá más remedio que declarar la venta y pagar su IGV. Un método de verdad asombroso, que desafía las leyes del comportamiento humano.

Imagínese a un contribuyente comprando un balde de mermelada de naranja que cuesta 100 soles. ¿Por qué pediría factura, si eso le agrega 18 soles al precio final? La hipótesis del ministro es que lo hará para beneficiarse con la deducción. Veamos, entonces, si la deducción es un incentivo suficiente.

El Impuesto a la Renta es un impuesto progresivo. La renta imponible se divide en tramos, y la tasa del impuesto va subiendo de tramo en tramo. De manera que la gente que gana más no solamente paga más en términos absolutos, sino que paga un porcentaje mayor de sus ingresos.

Si el contribuyente gana menos de 30.000 soles al año, la deducción no le sirve, porque igual no paga Impuesto a la Renta. No tiene, pues, ningún incentivo para pedir factura.

Por los siguientes 20.000 soles de ingresos, se paga el 8%. Quiere decir que si el contribuyente gana entre 30.000 y 50.000 soles al año, la factura le permite deducir 118 soles de su renta imponible. Su Impuesto a la Renta se reduce en 8% de esos 118 soles, un poco más de 9 soles. Pero para eso ha tenido que pagar 18 soles de IGV. En este caso tampoco tiene un incentivo para pedir factura.

Lo mismo le pasa al contribuyente que gana entre 50.000 y 110.000 soles al año. Su tasa “marginal” –la que se aplica a ese tramo de ingresos– es de 14%. La deducción reduce su renta imponible en 118 soles, y su Impuesto a la Renta, en menos de 17 soles. Pero pedir la factura le cuesta 18 soles en IGV.

Recién el contribuyente que gana entre 110.000 y 170.000 soles al año podría tener un incentivo para pedirla. Su tasa marginal es 17%. La deducción implica un ahorro de 20 soles en Impuesto a la Renta a un costo de 18 soles en IGV. Pero si compra la mermelada en octubre para recuperar el impuesto seis meses después, en abril del año siguiente, cuando se regulariza el pago del Impuesto a la Renta, el incentivo no es muy potente.

La deducción funciona mejor para el contribuyente que gana entre 170.000 y 210.000 soles al año. Pedir factura le cuesta 18 soles, pero se ahorra 24 gracias a la deducción del gasto porque su tasa marginal es de 20%. Y funciona mejor aún para el que gana más de 210.000 soles al año porque su tasa marginal es de 30%. Con la deducción de 118 soles, se ahorra 35 de Impuesto a la Renta, y solo pagó 18 de IGV.

La hipótesis del ministro es válida solamente para los contribuyentes de más altos ingresos, que probablemente hacen todas sus compras con IGV, sin necesidad de deducciones. Pero el fisco sale perdiendo porque sacrifica 24 o 35 soles para asegurarse 18. En su afán de reducir la evasión del IGV, renuncia a cobrar un impuesto por una renta que el contribuyente ya había declarado.