"Si la cuarentena tiene que ser extendida por la fuerza de las circunstancias, pues adelante con ello y a apoyar la medida. Pero no existe ninguna razón valedera para extender la incertidumbre".
"Si la cuarentena tiene que ser extendida por la fuerza de las circunstancias, pues adelante con ello y a apoyar la medida. Pero no existe ninguna razón valedera para extender la incertidumbre".
Editorial El Comercio

Ayer el presidente anunció una tercera extensión del aislamiento social obligatorio en el ámbito nacional y en casi los mismos términos que ha tenido hasta ahora. Los peruanos debemos permanecer en nuestras viviendas y salir solo para lo indispensable hasta el 10 de mayo, por lo menos. Se ha hablado de la reanudación de algunas actividades económicas a partir del lunes 4, pero al parecer (porque el anuncio ha sido gaseoso e impreciso) eso no supondrá un cambio sustantivo en la situación que estamos viviendo en el país desde el 16 de marzo.

La ampliación de la emergencia no llega por cierto como una sorpresa. Era lo que la lógica de las cifras sobre contagios y pacientes hospitalizados por el dictaba y, en esa medida, era previsible. Tal circunstancia, sin embargo, no hace menos difícil el trance de sobrellevarla. Ni en lo económico ni en lo personal. Era previsible por una asociación de datos más o menos intuitiva, mas no porque las autoridades hayan hecho una descripción minuciosa del problema que enfrentamos.

En esta página, de hecho, hemos reclamado del Gobierno una entrega de información menos equívoca que la que venimos recibiendo hasta ahora. No basta con conocer en qué medida se ha incrementado el número de infectados y de fallecidos cada día. Constantemente sabemos por los medios de situaciones críticas que se producen, por ejemplo, en hospitales o en las filas de las fuerzas del orden o en alguna región del territorio nacional… y de las que los voceros del Ejecutivo solo dan noticia cuando, días después, son interrogados al respecto. Un problema que se ve potenciado por el hecho de que en las cotidianas comparecencias del presidente de la República ante la prensa no existe la posibilidad de hacer preguntas directas y, menos aún, repreguntas. Una preocupación que incluso manifestó ayer el en un comunicado.

La sensación que queda es la de un monstruo oculto por un velo que es lentamente levantado por la actual administración, en lugar de ser mostrado en toda su dimensión (o, por lo menos, en aquella que es posible conocer en determinado momento) a las personas que debemos enfrentar sus consecuencias.

Confrontado ayer por una demanda directa sobre este particular, el presidente Vizcarra sorteó el reclamo haciendo un conteo de las conferencias que ha sostenido desde que empezó la emergencia, confundiendo así cantidad con calidad. Y con respecto a la imposibilidad de preguntar sobre eventuales anuncios el mismo día en que se hacen, respondió: “Pregunten mañana”.

Irónicamente, y como para ilustrar el problema, deslizó en esa misma presentación la posibilidad de establecer, por la vía de nuevas facultades legislativas delegadas, un nuevo impuesto para que “haya una real solidaridad” de parte de “los peruanos que pueden apoyar al resto de sus connacionales”. Una medida que tendría que merecer una discusión técnica y seria antes de ser aprobada al calor de lo que puede reportar popularidad en medio de la emergencia.

Lejos de ello, no obstante, la materia quedó flotando en el aire, como una incógnita más de las que los silencios del Gobierno van dejando en el camino.

La ciudadanía tiene derecho a saber, en suma, cuál es el cálculo real –y no la versión con cuentagotas– de la extensión de la cuarentena, qué es lo que van a suponer exactamente los cambios sobre la realización de ciertas actividades económicas que se anuncian para mayo, cuál es el arqueo de las camas UCI hoy y cuál el de mañana (no se entendió lo que dijo ayer el mandatario sobre ese punto) y qué medidas tributarias, y con qué sustento técnico, está considerando poner en vigor el Ejecutivo, entre otras cosas.

Si la cuarentena tiene que ser extendida por la fuerza de las circunstancias, pues adelante con ello y a apoyar la medida. Pero no existe ninguna razón valedera para extender la incertidumbre. Es decir, de agravar la dificultad de sobrellevar esta situación retaceándoles a los peruanos la información cierta sobre ella que las autoridades ya tienen en sus manos.

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