Según el vocero de la Comisión Especial encargada de la elección de los integrantes de la JNJ, el próximo 30 de diciembre se conocerá a los 14 integrantes (siete titulares y siete suplentes) de la plana máxima de la entidad. (Foto referencial: Lino Chipana).
Según el vocero de la Comisión Especial encargada de la elección de los integrantes de la JNJ, el próximo 30 de diciembre se conocerá a los 14 integrantes (siete titulares y siete suplentes) de la plana máxima de la entidad. (Foto referencial: Lino Chipana).
/ LINO CHIPANA OBREGÓN
Editorial El Comercio

A pocas semanas de terminar el año es innegable que la –que, como sabemos, se creó para sustituir al deslegitimado Consejo Nacional de la Magistratura, cuya confiabilidad quedó rota – se ha convertido en una de las grandes promesas inconclusas de la administración de .

Desde que su ley orgánica fue aprobada por el Congreso en febrero hasta hoy, el proceso para la elección de los 7 titulares y 7 suplentes que presidirán la JNJ ha ido coleccionando tantos traspiés que llevan a cuestionarse si, en verdad, esta nueva entidad le garantizará al país todo aquello que su predecesora no pudo.

Como se recuerda, el primer proceso de elección naufragó estrepitosamente, luego de que la juramentación del único postulante (de 104) que había conseguido sortear todos los filtros que arrastraba un proceso judicial pendiente. Después de este fiasco, la convocatoria se reformuló pero las dudas en torno a la nonata JNJ nunca se despejaron del todo y ahora han brotado otras que no se limitan a la cabeza de la institución.

En efecto, el hecho de que la atención se concentrase en quiénes iban a integrar la plana mayor de la entidad no debió hacernos perder de vista qué ocurría con el resto de funcionarios administrativos de la JNJ, que fueron traspasados automáticamente desde el extinto CNM. No debió, pero lo hizo. Y quizá no hubiéramos reparado en ello, si no fuera porque acabamos de conocer que una de las funcionarias de la JNJ aparece departiendo cordialmente con el hoy exjuez supremo César Hinostroza en un audio.

Ayer este Diario –a saber, la actual directora de Selección y Nombramiento de la JNJ– le solicita a Hinostroza que le alcance algunas preguntas para un concurso realizado en el 2018. Si bien la sola existencia de la conversación no demuestra una inconducta por parte de Jerí, sí dice mucho de esta el hecho de que, cuando ejercía el cargo análogo en el CNM, no reportó que uno de los concursantes había incurrido en plagio durante su postulación, a pesar de que lo sabía. Y más aún si tomamos en cuenta que, de continuar en el puesto que heredó, Jerí –quien, además, afrontó cuatro procesos disciplinarios cuando trabajaba en el CNM– quedaría encargada de los concursos futuros de nombramiento de jueces y fiscales.

Pero, en realidad, el caso de esta funcionaria debería llevarnos a preguntarnos sobre los filtros que se aplicaron al momento de trasvasar a los funcionarios administrativos del CNM a la JNJ. ¿Hubo algún tipo de cuidado en esta operación? Si las razones para liquidar el CNM fueron los nexos entre los consejeros y algunos integrantes de una presunta organización criminal, ¿no cabía esperar que otros funcionarios de menor rango de la entidad también pudieran estar contaminados? ¿A nadie en el Gobierno o en la comisión de notables que diseñó la reforma del sistema de justicia se le ocurrió que tal posibilidad fuese remotamente verosímil? ¿La comisión especial que realiza la selección de los miembros no pudo llamar la atención sobre esta circunstancia? ¿O siempre se creyó que bastaba con solo cambiar la cabeza y dejar el cuerpo intacto?

Los problemas, sin embargo, no se agotan aquí. Como informamos hace poco, para conformar la JNJ participaron en procesos para ser nombrados jueces o fiscales en el pasado y desaprobaron (algunos, además, de manera reiterativa). Es decir, quienes en poco tiempo podrían terminar siendo elegidos para decidir, entre otras cosas, el ascenso o la ratificación de jueces y fiscales de todo el país no consiguieron en su momento ser nombrados en plazas de menor nivel al que hoy aspiran. Solo cabe esperar que, desde que reprobaron hasta hoy, los postulantes hayan mejorado sustancialmente sus aptitudes.

Esperamos, por supuesto, que este tinglado que viene siendo el JNJ sea corregido a tiempo, pues pocas cosas serían más nocivas para el país que una reforma tan crucial que quedó deformada porque se descuidó algún punto en su implementación.