Pocas ciudades en el mundo habrán contado con un personaje más íntimamente propio como lo fue de su Lima don Ricardo Palma. Por tal razón, el monumento que se proyecta elevar en su recuerdo debe salir de los moldes habituales y representar esa unión entre el tradicionista y su ciudad. No hay que precipitarse. No repetir un busto como el que existe en Miraflores, sino buscar una creación artística que represente a Palma, que tuvo el sentido de la gracia limeña. Lo más conveniente sería convocar, como es costumbre, a un concurso nacional.
H.L.M.
