Gladys Pereyra Colchado

“Hemos agotado todas las vías”, dice Edar Troncos con una mezcla de impotencia y resignación. El alcalde del distrito de Suyo, en Piura, asegura que ni la intervención de la policía ni de la fiscalía ha podido frenar a los mineros ilegales que contaminan el río Macará. Proteger al río, que divide la frontera de Perú y Ecuador, depende casi únicamente de la población. El problema es que nadie los protege a ellos.

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