Según datos oficiales, más de 6 millones de peruanos padecen algún trastorno mental, y apenas una fracción accede a atención especializada | Foto: Referencial
Según datos oficiales, más de 6 millones de peruanos padecen algún trastorno mental, y apenas una fracción accede a atención especializada | Foto: Referencial

La en el Perú atraviesa una crisis silenciosa pero creciente. Según datos oficiales, más de 6 millones de peruanos padecen algún trastorno mental, y apenas una fracción accede a atención especializada. A esto se suma la persistente desigualdad territorial, la escasez de profesionales, el bajo nivel de prevención y el estigma social que sigue afectando la búsqueda oportuna de ayuda. Frente a este panorama, El Comercio, en alianza con ALAFAL, organizó la mesa digital “Salud mental en crisis: desafíos, avances y la urgencia de una atención integral”.

El encuentro reunió a cinco especialistas de primer nivel, quienes ofrecieron un análisis multidimensional del problema y propusieron soluciones viables para mejorar la atención en salud mental. Uno de los focos fue el impacto de la tecnología y el entorno digital en la salud de los adolescentes. El Dr. Alfredo Saavedra, director general del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado - Hideyo Noguchi”, advirtió que “entre el 24% y 30% de los jóvenes presentan alteraciones asociadas al uso excesivo de pantallas”. Según explicó, esta exposición prolongada —que puede llegar a 9 horas diarias frente a un dispositivo— está directamente relacionada con cuadros de depresión, aislamiento y bajo rendimiento académico.

Desde el Ministerio de Salud, el Dr. Carlos Bromley, psiquiatra de la Dirección de Salud Mental, destacó los avances logrados en cobertura gracias a la expansión de los Centros de Salud Mental Comunitaria, enfocados en brindar atención desde el primer nivel. “Hemos pasado de una cobertura del 21.8% en 2021 a un 33.7% en 2023, y se proyecta llegar al 43.5% para 2026”, explicó. Sin embargo, también señaló que el verdadero reto es mantener la sostenibilidad de este modelo, mejorar su articulación con otros sectores y llegar a las zonas más desatendidas.

Uno de los factores de riesgo más persistentes es el consumo de drogas en adolescentes, que ha descendido a edades cada vez más tempranas. La Dra. Carmen Masías, directora ejecutiva de CEDRO, alertó que “hoy los estudiantes inician el consumo a los 13 años, cuando antes era entre los 16 y 17”. Según explicó, este fenómeno agrava los problemas de salud mental y subraya la necesidad de una prevención efectiva desde la educación básica. Además, hizo un llamado a una articulación más amplia con otros sectores del Estado, como el Ministerio de Educación y el Ministerio de Justicia, para implementar estrategias transversales.

La salud mental es un asunto importante que no debe pasar desapercibido en ningún nivel | Foto: Captura El Comercio
La salud mental es un asunto importante que no debe pasar desapercibido en ningún nivel | Foto: Captura El Comercio

Desde la perspectiva clínica, el Dr. Carlos Mendoza Angulo, psiquiatra y presidente del capítulo peruano de la Sociedad Internacional de Trastornos Bipolares, explicó cómo identificar señales de alerta en salud mental. “Una de las primeras señales es dejar de disfrutar lo que antes se disfrutaba. También los problemas para dormir, como el insomnio o despertares recurrentes, son indicadores clave”, afirmó. Mendoza insistió en que una intervención temprana puede marcar la diferencia entre un tratamiento eficaz o uno tardío y más complejo.

En representación de la industria farmacéutica ética, el Dr. Julián Obregón, vocero de ALAFAL, señaló que “la salud mental debe dejar de ser una deuda del sistema para convertirse en una prioridad nacional”. Subrayó que los principales desafíos incluyen el estigma social, la desigualdad en la distribución de especialistas y la escasa educación sobre enfermedades mentales, particularmente entre los jóvenes. Asimismo, propuso un rol activo de la industria en tres áreas: generación de evidencia científica, capacitación de profesionales y fortalecimiento de la farmacovigilancia.

La conversación dejó claro que la salud mental no puede abordarse únicamente desde el sector salud. Requiere de una respuesta integral, preventiva y multisectorial, donde participen activamente el Estado, la industria, las escuelas, los medios de comunicación y la sociedad civil. Solo así será posible construir una cultura del cuidado emocional, accesible y sin estigmas, que ponga a la persona en el centro de la atención.

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