(Foto: GEC)
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Maria Alejandra Campos

ha regresado ingratamente al escenario político nacional tras la declaración de Raymundo Trindade Serra en Curitiba en la que afirmó que había aportado entre US$10 mil y US$15 mil a la campaña presidencial del PPC en el 2006 –no más porque “la empresa no estaba tan bien”– y US$200 mil a la municipal del 2010.

La ex lideresa del PPC ha afirmado en diversos medios que los aportes del 2006 se canalizaron a través de una cena en el chifa Royal en la que Horacio Cánepa compró tarjetas por el monto señalado. Mientras que en el 2010, el propio Cánepa fue el que se ocupó de la recaudación y ejecución de los US$200 mil, monto que invirtió en la contratación de encuestas. En medio de la polémica, vale la pena poner en contexto algunas afirmaciones.



Horacio Cánepa, colaborador eficaz de la fiscalía, había afirmado que Odebrecht habría aportado no US$15 mil ni US$10 mil, sino US$500 mil a la candidatura del PPC. Meses antes Jorge Barata había declarado que la empresa había entregado US$200 mil a la campaña presidencial de Alan García en el 2006.

En las encuestas de intención de voto de la época, Lourdes Flores fue primera casi todos los meses previos a la elección. Ollanta Humala le quitó la punta en enero del 2006, al siguiente mes la candidata pepecista había retomado su posición de liderazgo con 37% de intención de voto, con 10 puntos de ventaja. Tercero iba Alan García. Así siguió la cosa hasta mediados de marzo, cuando Humala volvió al primer lugar. Lourdes se mantuvo segunda hasta la semana previa a la elección, cuando perdió la posición ante García. La declaración de Serra implica entonces que Odebrecht aportó 13 veces más a un candidato más improbable que Flores.

En el 2006 el porcentaje de variación del PBI del sector construcción en el país fue de 14,8%. El año anterior había sido de 8,4%. Es decir, el entorno para Odebrecht era más que favorable. A menos que la empresa haya tenido la inusual suerte de tener un pésimo desempeño cuando a todo el sector le iba excelente, el argumento de que “estaba aguja” parece poco sólido.

Sobre el gasto de alrededor de US$200 mil en encuestas en el 2010. Genera suspicacia los cambios de versión de Flores Nano sobre la cantidad de encuestas contratadas. Primero, en “Cuarto poder”, le dijo a Sol Carreño que habían sido “seis encuestas”, una por mes. Luego remató diciendo “diez a lo sumo”. Es decir, 60% más. En el mismo espacio declaró que ella personalmente había visto los resultados de las encuestas. Al día siguiente, en entrevista con Rosa María Palacios, la cantidad continuó aumentando, pues esta vez afirmó que se trató de 15 encuestas. Es decir, otro 50% extra.

Antes de trabajar en El Comercio, me dediqué a la investigación por varios años. Puedo decir con absoluto conocimiento de causa que una encuesta en Lima Metropolitana cuesta a lo mucho S/40 mil. Por ende, la cifra inicial de seis encuestas no cuadra. Si fuesen 15, como dijo en el programa de Rosa María, además de ser sumamente inusual que se realicen tantas encuestas, el monto total del “aporte personal de Cánepa”, como lo calificó Flores, habría triplicado el tope permitido por la ONPE. De uno u otro modo, la versión sobre el destino del aporte de Odebrecht deja dudas.