Matuk y una reliquia del cálculo matemático. “Soy el único que hace cálculo grueso en las marchas. La cantidad de gente se mide como se miden los metros cúbicos de agua”. (Foto: Ana Lía Orézzoli)
Matuk y una reliquia del cálculo matemático. “Soy el único que hace cálculo grueso en las marchas. La cantidad de gente se mide como se miden los metros cúbicos de agua”. (Foto: Ana Lía Orézzoli)
Rafaella León

“En el Perú 200 casas juntas hacen un centro urbano. Este país es más urbano que Alemania. Esas son las cifras con las que el Estado peruano trabaja”. El ex jefe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) llama la atención sobre los indicadores que se utilizan para proyectar soluciones a la falta de educación, salud, seguridad, empleo. “Sabe Dios si en algún momento van a entregar las cifras del censo 2017 –hecho como en Biblia, en un solo día-, y si lo hacen, pueden entregar una ficción”, advierte. 

- ¿Es una cifra de ficción el reciente incremento de la pobreza, de 20,7% a 21,7%?

No lo esperaba, creo que han publicado una cifra negativa porque ahora sí se puede hacer leña del árbol caído. En el pasado, varias veces la cifra debió ser negativa y no lo fue. 

- ¿Se le puede echar la culpa del incremento de la pobreza a los gobiernos anteriores?

La parte de El Niño es exclusiva responsabilidad de PPK, que no reconstruyó nada. Lo otro es que, como seguimos siendo una economía dependiente de las materias primas, del 98 al 2013 todo iba viento en popa, y ahora es al revés. La cuota de García es que no hizo nada para la época de vacas flacas, porque a él le tocó las vacas gordas. La época de las vacas gordas se terminó hace rato. 

- ¿Por qué solo medimos la pobreza monetaria? ¿No hay otra forma de calcular el bienestar?

Solo se mide pobreza monetaria porque es la que más reditúa en términos políticos. Otros indicadores muestran una evolución mucho más pausada. Según el Banco Mundial, la pobreza en el Perú se reduce a la quinta parte en 2016 de lo que era en 2000. Lo cual es un gran éxito. El caso de la anemia: los gobiernos se pueden desgañitar diciendo que la situación económica ha mejorado, pero la anemia está allí. En Lima prácticamente no hay pobreza de acuerdo con las cifras oficiales, pero hay anemia. La pobreza es una ficción; la anemia, no. No puedes decir semianémico o que aquí en el Perú se mide la anemia de manera distinta, no. La desnutrición y la anemia se miden de una sola forma. Usando la anemia como indicador, hay una reducción también (del 2001 al 2016), pero ni siquiera se pudo reducir a la mitad. Eso difícilmente es un gran éxito. 

- ¿Es posible medir las consecuencias de la corrupción post Lava Jato en el ciudadano, en el día a día?

Sí es posible. Yo pensaría que la escala de corrupción de Lava Jato, en términos de porcentaje de dinero, es inferior a casos de corrupción del pasado: el fin de la esclavitud de Ramón Castilla –cuando la gente se inventó esclavos para recibir harto cash– o el periodo del guano, en términos de dinero apropiado por pequeños grupos. En la guerra con Chile, el desapego que había de la ciudadanía con respecto a un ocupante extranjero, con respecto a las elites, es producto de la corrupción. Lo que generan estos actos de corrupción es una destrucción de la identidad colectiva. La percepción es que hay un pequeño grupo que con crímenes de cuello blanco hacen mucha plata y después quieren que me identifique con ellos en un proyecto nacional. Además del desapego, esto genera el mejor caldo de cultivo para proyectos totalitarios de izquierda o de derecha. 

- ¿Cuál es la esperanza de vida de este gobierno?

Nuestra democracia llega tranquila al 2021. El mismo circo con los mismos payasos. Pedro Cateriano y Juan Jiménez se vanaglorian de ser los primeros ministros más longevos desde el 2001. Parece ser cierto. Lo cual daría el curioso resultado de que la mayor estabilidad política se dio durante el gobierno de Ollanta Humala. 

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