En el running, los calambres son uno de los contratiempos más habituales. Suelen darse sobre todo en las pantorrillas, pero también podrían aparecer en zonas del cuerpo menos comunes como el estómago. Ocurren por un sobrecalentamiento del músculo o cuando el cuerpo queda sin líquidos y electrolitos. Y aunque no duran mucho tiempo, son muy dolorosos.
Kevin C. Miller, profesor de la Universidad de Michigan señala que los calambres son difíciles de estudiar por su naturaleza impredecible y espontánea. Pero, de todos modos, existen formas para evitarlo ¿Cómo? Para empezar, no hay que olvidar el calentamiento previo y el estiramiento posterior a la carrera. También sirve llevar un régimen de entrenamiento de progresión. ¿Qué más? La hidratación es clave: no olvides tomar una buena bebida deportiva o agua mientras entrenas. Asimismo, asegúrate de que las zapatillas que usas sean las adecuadas para ti. Por último, lleva una dieta balanceada, con frutas y verduras variadas.
¿Pero qué pasa si aun así te llega un calambre a mitad de la carrera? Deberás disminuir el paso y luego podrás realizar cualquiera de estos tres ejercicios que el equipo de Fisioterapia TMO nos aconsejó:
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