Inseguridad ciudadana

La inseguridad se ha convertido en la principal preocupación de los limeños. Entre noviembre del 2023 y octubre del 2024, el 30% de ciudadanos de la capital reportó haber sido víctima de algún hecho delictivo. Sin acciones concretas basadas en evidencia, la delincuencia seguirá causando más daño al país. Según el BID, el crimen le costó al Perú casi 2,8% del PBI en el 2022, cifra mayor que hace una década (2,6% en el 2014).

Gestión municipal

Solo el 15% de adultos en la capital considera buena o muy buena la gestión de la MML (según la última Enaho, con datos al tercer trimestre del 2024 ), el nivel más bajo de las últimas cuatro gestiones. Ello refleja la insatisfacción ciudadana frente a una gestión pública que no le garantiza una adecuada provisión de los servicios que necesita. En un contexto en el que se incumplirían las metas de déficit fiscal vigentes para el período 2023-2026, preocupa que la deuda de la MML haya superado los S/2.200 millones al tercer trimestre del 2024, equivalente a 1,8 veces sus ingresos corrientes. La situación es más crítica si se consideran los casi S/950 millones en arbitrajes perdidos a la fecha a causa de las controversias con Rutas de Lima y Lima Expresa. Sumando ello, su deuda total alcanza casi 2,6 veces el nivel de sus ingresos.

Congestión vehicular

La falta de infraestructura y transporte público adecuados genera tráfico que ocasiona costos y resta productividad a la población limeña. Según TomTom Traffic, en el 2024 Lima fue la séptima ciudad con mayor congestión vehicular en el mundo. Según el índice, trasladarse 10 kilómetros demora casi siete minutos más (+26%) que en otras ciudades capitales de la región. En esa línea, el BCRP estima un costo económico del tráfico en Lima de más de S/20.000 millones al año.

Pobreza, déficit calórico y anemia

En línea con el deterioro de la calidad del empleo y los ingresos, Lima Metropolitana ha sido una de las zonas donde más aumentó la pobreza en los últimos cuatro años, alcanzando en el 2023 su nivel más alto en 17 años ( 28%). Así, casi 1 millón y medio de limeños cayeron en situación de pobreza desde el 2019 y permanecen ahí. Ante la falta de más inversiones que dinamicen empleos de calidad, se ha agravado el hambre y la salud de los más vulnerables: a setiembre del 2024, el 40% de la población de Lima ingirió menos alimentos de lo que debería, muy por encima que hace una década (26%), y uno de cada tres niños menores de 3 años sufrió de anemia en el 2023, similar a lo registrado hace ocho años.

Provisión de agua potable

El servicio de agua potable en Lima Metropolitana se estancó en alrededor de 21 horas continuas al día desde hace una década, inferior al nivel de servicio en Santiago de Chile ( 24 horas). Además, Sedapal registró un 32% de agua no facturada, por encima del límite permitido por la Sunass ( 30%). La cobertura y calidad del servicio de agua aún es un reto, sobre todo en distritos como San Juan de Lurigancho, donde el 29% de las viviendas no cuenta con agua potable los siete días de la semana.

Empleo en recuperación

Durante el 2024, el empleo en Lima Metropolitana creció 4,6%, impulsado por un mayor empleo adecuado o de mejor calidad (+6,9%). El avance se dio en un contexto de reactivación económica tras un 2023 en recesión, así como de una menor inflación que permitió recuperar parte de la capacidad de compra de los salarios. En esa línea, los ingresos reales de los limeños crecieron 4,1% en el 2024 (ajustando por inflación). Sin embargo, estos aún se ubican 5,6% por debajo del nivel del 2019, y persisten más de 400.000 subempleos por encima de los niveles prepandemia.

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