La primera unidad del Cuerpo General de Bomberos que acudió al incendio del pasado martes en una de las galerías del centro comercial Asociación de Empresarios Plaza Azul, ubicado en la cuadra 9 del jirón Ayacucho, en Mesa Redonda (Cercado de Lima), tardó 12 minutos. El camión estaba a tres cuadras del punto de emergencia, en la Plaza Gastañeta, y debía llegar en un máximo de cuatro minutos dentro de una situación normal.
En medio del siniestro, el jefe departamental de los Bomberos de Lima, Mario Casaretto, dijo que el ingreso de las unidades contraincendios se complicó por la presencia de ambulantes y debido a la congestión vehicular en el cruce del jirón Ayacucho y la avenida Colmena. “Es una zona de acceso casi imposible”, lamentó.
El incendio no se propagó porque estaba focalizado en unos stands vacíos, pero que iban a ser estrenados como almacenes de zapatillas u otros productos inflamables. Además, porque una veintena de comerciantes logró una primera contención de las llamas agotando todos los extintores que tenían. Ellos aseguran que enfrentaron al fuego durante media hora mientras llegaban más cuadrillas de bomberos y que, ya en el lugar, los socorristas tuvieron deficiencia de agua en los puntos de suministro. Casaretto remarcó que el local afectado no contaba con un lote suficiente de extintores, lo cual hubiera permitido a los comerciantes sofocar el incendio cuando este era apenas un amago.
-Local siniestrado tenía licencia vigente-
Lo sucedido el martes ha puesto en evidencia algunos factores de riesgo en Mesa Redonda de cara a la creciente presencia de compradores por fiestas de fin de año. Días atrás, la Gerencia de Fiscalización de la Municipalidad de Lima informó a este Diario que luego del incendio ocurrido en abril, 32.492 locales pasaron inspección. De estos, 1.147 fueron clausurados temporalmente por no contar con certificado de Defensa Civil. Plaza Azul, donde se registró la emergencia de esta semana, había obtenido su certificado el 2018 (con vigencia hasta el 2020) porque entonces cumplía las medidas de seguridad exigidas. Sin embargo, la comuna limeña lo clausuró al día siguiente del incendio por realizar actividad económica sin tener las condiciones técnicas establecidas.
La gerenta de Fiscalización, Zuleyka Prado, había indicado que todos los locales de Mesa Redonda debían mantener las condiciones de seguridad por las que obtuvieron sus licencias, a riesgo de ser cerrados, puesto que las inspecciones eran constantes. Todo hace indicar que en este periodo de nuevas revisiones se produjo el incendio del martes.
Pero ¿hay otros locales con documentos en regla que ahora incumplen las medidas de seguridad? En varios puntos del emporio se puede observar todavía la acumulación de cableado, accesos a galerías cubiertos por vendedores al paso y estibadores que no respetan su vía de tránsito señalada por la Municipalidad de Lima. El subgerente de Defensa Civil, Juan Garibaldi, señaló que muchas de las emergencias se producen por descuido de los mismos comerciantes habilitados en su afán de querer vender más. “Estamos reforzando los operativos de manera continua”, apuntó.
La Gerencia de Fiscalización también indicó a El Comercio que más de la mitad de los ambulantes que hay en el Cercado de Lima (al menos 10.000) están concentrados en Mesa Redonda, el Mercado Central y el damero de Pizarro. Hay un trabajo de control diario y por turnos a cargo de 600 fiscalizadores en estas zonas. No obstante, el martes, la venta ambulatoria y el tránsito constante de estibadores fue una de las principales dificultades para el acceso de los bomberos a la zona del incendio.
“Es el tema recurrente de falta de cultura de prevención. Un minuto es fatal, se puede prender un edificio si no respondes a tiempo”, apuntó el comandante Casaretto.
René Pinazo, uno de los socios comerciantes de la galería Polvos Blancos, indicó que cada uno de los más de 100 puestos de este local tenía un extintor y que todos se fueron consumiendo en los minutos iniciales de la emergencia. Para el incendio del martes, los bomberos enviaron cinco unidades como primera respuesta, o sea, disponían de unos cinco mil galones de agua hasta que Sedapal subiera la presión de agua en los hidrantes de la zona. Casaretto remarcó que este proceso dura entre 20 y 25 minutos y que por eso se envía como mínimo tres unidades en la primera salida de bomberos, aun cuando se trata de un amago de incendio. “Por esta razón también es vital el tema de la celeridad, de la urgencia en la llegada, de ganarle tiempo al tiempo”.
-¿Hay suficiente cantidad de agua?-
En todo Lima, Sedapal tiene 19.000 grifos contra incendios distribuidos cada 300 metros. El gerente Juan Garibaldi refirió que Mesa Redonda concentra 36 hidrantes, cinco de los cuales tenían averías que ya fueron reparadas. Durante un incendio, la presión de agua en cada hidrante es incrementada por Sedapal de acuerdo con la magnitud de la emergencia y las unidades bomberiles que van llegando, según indicó a El Comercio el ingeniero Jaime Luy, gerente de Servicios en Lima Centro de Sedapal.
“A veces se malinterpreta. No es falta de agua, las redes tienen agua pero el tema es la presión”, dijo. Es decir, mientras más unidades de emergencia hay, mayor será la inyección de presión.
Luy explicó que el aumento de presión se realiza de forma equilibrada. No hacerlo, o inyectar el flujo máximo en un primer momento sería contraproducente. “Puede ocurrir lo peor: que se rompa una tubería y quedarnos sin agua”, sostuvo. Sedapal informó que en el caso de Mesa Redonda tiene un sistema totalmente sectorizado: una válvula conectada a una línea primaria que se abastece de La Atarjea. La presión, ocurrido un siniestro, es aumentada desde esa válvula.
La empresa tiene un convenio interinstitucional suscrito con los bomberos por el cual ambos están interconectados durante todo el año, las 24 horas de cada día. Sin embargo, nada de esto será tan importante para evitar una emergencia si no se prioriza la prevención por parte de los mismos comerciantes.
En casi seis meses de inspecciones en Mesa Redonda, la Municipalidad de Lima detectó 716 almacenes y 856 predios que presuntamente también funcionaban como depósitos. Sedapal sostiene que la principales razones para el origen de un incendio en el emporio comercial son la acumulación de productos inflamables y que no se utilicen las infraestructuras para lo que fueron diseñadas.