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La crisis de Venezuela ante nuestros ojos en el MAC
Enrique Planas

Un gran conjunto habitacional formado por 48 bloques. El más grande de ellos es el edificio Simón Rodríguez, con 568 departamentos. Aquella mole se inspiró en el ideario del arquitecto francés Le Corbusier, quien soñó con la vivienda ideal para las masas obreras de la posguerra. Fue construido por Carlos Raúl Villanueva, el máximo exponente de la arquitectura moderna en Caracas, en una de las zonas que mejor vista ofrecen de la ciudad. Son testimonios de la utopía arquitectónica y de los años de la abundancia que se pueden apreciar en la instalación interactiva "Superbloque", que se puede apreciar en el

Han pasado más de 60 años de aquel sueño y observamos ahora su fachada: los tendales y la ropa interior de unas 560 familias. Tras décadas de deterioro y crisis del modelo chavista, sin servicios ni mantenimiento, el degradado paisaje conmueve. La artista y cineasta venezolana Mariana Rondón colocó su cámara frente a su fachada a lo largo de 30 días. Con permiso del vecindario, registró también los movimientos en cada departamento: el hombre que fuma en la ventana, la fiesta infantil, la celebración de una Primera Comunión, la tertulia de unas vecinas o las escenas previas a un feliz encuentro sexual.

Rondón lo filmaba todo sin tener claro el sentido de su proyecto. Solo sentía la fascinación de ver la vida de los otros, la gente hacinada en aquellos bloques que, para la oposición del dictador Maduro, componen la base social del chavismo. Sin embargo, estando allí, la cineasta descubrió lo equivocados que andan los políticos de uno y otro lado.

"Allí hay una vida más allá de los grupos armados. Nunca vamos a romper la polarización en la que vivimos si no empezamos a vernos de verdad, sin estigmatizarnos", afirma.

En "Superbloque", título de su instalación interactiva, la artista propone al espectador mirar el gran ecran en el que se proyecta el ruidoso edificio, y nos invita también a enfocarnos en el detalle. En pequeñas pantallas, podemos ver el 'zoom in' de cada departamento y escuchar su sonido específico, como un susurro. A la manera de "La ventana indiscreta" de Hitchcock o de "Blow Up" de Antonioni, la propuesta de Rondón es lo más cerca que podemos estar de la sufrida vida privada de Venezuela.

—¿Cuándo una fachada nos dice más de lo que normalmente esconde?
Estos edificios, estas fachadas de la modernidad, nos hablan del transcurrir de fines de los años 50 hasta ahora. Su origen está inspirado en Le Corbusier y su ciudad utópica. Y verlo ahora nos hace preguntar dónde están las utopías. Si entonces se discutía cómo iba a vivir el proletariado, ahora vemos cómo vive el ser humano realmente, a dónde hemos llegado con estas utopías. Y más aún hablando de Caracas, lo hace todo mucho más contundente.

—En todos los países donde se asumió esa modernidad arquitectónica, hoy se habla de una crisis del modelo. Pero en Venezuela la crisis es total...
Si ves estos mismos edificios en la Plaza de Tlatelolco, en Ciudad de México, no es la misma crisis que se vive en Caracas. Es la crisis de servicios públicos, la crisis cívica, la falta de comida o medicinas. Solo te queda el vecino. Estas fachadas te vuelven a mostrar la soledad inmensa de las personas metidas en estos nichos.

—Más allá de ver estas fachadas, ¿cómo ves el futuro inmediato de Venezuela?
Es terrible. No le veo salida. No le encuentro un lugar por donde se articule una respuesta. Toda salida parece muy dura y dolorosa. Acabamos de pasar por grandes manifestaciones, hubo 150 muertos y no tiene sentido que siga muriendo más gente. Pero la resignación tampoco tiene sentido. Caracas se está quedando vacía, la llaman la ciudad de los padres huérfanos. Se están quedando solo los viejos, que mueren por enfermedades. Pero también mi generación está muriendo. Imagínate: ya no es que un hospital no cuente con un antibiótico. Es que no tiene el reactivo para saber cuál es la infección, para así poder llegar al antibiótico. Estamos llegando a un lugar elemental. Tendría que haber un gran pacto. Retomar un ejercicio cívico perdido y replantearnos la vida desde cero. Internamente, el gobierno atraviesa disidencias y purgas, mientras que la oposición está muy peleada entre sí. Parece que solo queda el matarnos entre nosotros a ver quién sobrevive. En ese punto estamos.

MÁS INFORMACIÓN
​Lugar: Museo de Arte Contemporáneo (MAC Lima).
Dirección: Av. Grau 1511, Barranco.
Temporada: hasta el 1 de abril del 2018.
Horario: de martes a domingo de 10 a.m. a 6 p.m.

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