“Espero poder hacer una colaboración, con gira mundial, con alguien súper fuerte y espontánea”. Lo que pudo haber sido uno de los encuentros más esperados de la música mexicana, una forma de limar asperezas con bombos y platillos, terminó diluyéndose. Con esa frase, Paulina Rubio anunciaba que tomaría un camino distinto al de Alejandra Guzmán, con quien hacía no mucho había lanzado el tema “Ni tú ni nadie”, que supuestamente marcaría el inicio de un tour juntas.
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Eran los primeros meses del 2019 y la Chica Dorada buscaba la forma de reflotar su carrera. Por supuesto, la idea colaborar con Guzmán sería una de las mejores formas de volver a las primeras planas: ¿podrían las enemigas que en los 90 se vieron envueltas en un dramático triángulo amoroso con el hoy olvidado Erick Rubín –un amor que dio luz a temas como “Mío” o “Hey, gûera”–, trabajar juntas? Parecía que sí, y hasta hicieron un videoclip en el que simulaban pelearse sobre un ring de box.
Pero todos los planes se vinieron abajo. Y, cuando Rubio pudo haber cortado por lo sano, prefirió avivar la polémica. “Esta chava está bien loquis”, se excusó.
LA DIVA DORADA
Paulina Rubio tiene la personalidad de una diva. Algunos afirman que lo es desde niña, desde su etapa en Timbiriche: hay versiones que cuentan que, en pleno concierto, le desconectó el micrófono a Thalía. Otras cuentan que alguna vez se fueron a las manos.
La enemistad continuó muchos años. “Yo no modelo cosas de mal gusto”, dijo Rubio cuando Thalía lanzó su marca de ropa. “Thalía está enojada conmigo porque yo estoy en el primer lugar de Billboard”, atacaría luego.
Su relación con la prensa no es mucho mejor. “Pobre desgraciado. Tienes 50 años y no tienes un trabajo”, le gritó a un paparazzi a quien acusó de tratar de matarla. O cuando detuvo una entrevista con la periodista Candela Ferro en “E!”: “o se hace como yo quiero o no se hace”.
También se recuerda su paso por Lima en el 2004. Entonces, Perú 21 anotó que hizo esperar a la prensa más de dos horas, y que los asistentes a su concierto en el Jockey Plaza fueron menos de 5 mil y no 8 mil, como anotaron los organizadores. El diario, además, escribió: “(Paulina) se coronó cuando se le interrogó por sus poses. ‘Una diva no tiene que ver solo con esas cuatro palabras (¿?)’, comentó. Integrantes de la comunidad gay peruana estuvieron en la conferencia, pero se llevaron la decepción de su vida cuando la cantante les dijo: ‘Si quieren un encuentro aparte, hablen con mi representante’. Sin embargo, por la noche, en su concierto, quiso corregir las cosas. ‘En el aeropuerto me recibieron mujeres bellas, esplendorosas’, comentó.”.
LAS RISAS DE PAULINA
Paulina Rubio hace rato que pasó de moda. Lejos quedan sus hits “Baila casanova”, “Yo no soy esa mujer”, “Te quise tanto”, “Perros” o “Dame otro tequila”, o peculiares colaboraciones –ahí está “Nada puede cambiarme” junto a Slash–. Y aun cuando lo intenta, Rubio no logra volver al ruedo, quizás víctima de sus propias poses y de una voz cada vez más descuidada.
En uno de sus últimos intentos para reconectar con el público y que las luces apuntaran hacia ella, la mexicana se sumó como jurado a la versión española de “La voz”. El remedio fue peor que la enfermedad. No importa que la diva exija a la producción tener siempre a su disposición peluqueros y maquilladores para estar perfecta aun cuando ello demore la grabación del show, que se olvide las letras de sus propias canciones, que haya pedido una silla de un material especial, o que se pelee con los otros jurados; en el reality ella ha tenido varias polémicas con los propios concursantes.
Y que no se entienda mal: Rubio se está esforzando. Otra cosa es que sus planes no salgan como lo espera. Recientemente, la cantante hizo una transmisión en vivo a través de Instagram con sus fans, una forma de mantener contacto con ellos y sumarse a la tendencia de internet #quédateencasa. Lo que logró, sin embargo, fue volverse viral de la peor manera: había algo extraño en su conducta, en su forma de hablar, como si hubiera consumido algún tipo de relajante. Los rumores de internet acreditaban sus dificultades en el habla a la ingesta de una droga, teoría que perdió sustento cuando se hizo público el examen médico que la cantante se hizo por el proceso judicial que tiene con su ex, Nicolás Vallejo-Nágera, quien le quiere quitar la tenencia de su hijo de diez años. Rubio dio positivo a marihuana.
“Nadie le ha pedido que se haga un análisis de drogas", declaró luego Vallejo-Nágera.
Hoy, en medio de varias polémicas –que incluyen otro proceso judicial con otro ex, también por la tenencia de otro de sus hijos–, la Chica Dorada cumple 49 años, tal vez una suerte de nuevo comienzo, una invitación a dejar de lado las poses y empezar a cambiar su actitud.
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