Quizás a más de uno le sorprenda, pero en las famosas playas de Río de Janeiro, popularizadas por las imágenes de mujeres de generosas curvas con diminutos bikinis, si alguna decide quitarse la parte de arriba está cometiendo un delito.
La actriz brasileña Cristina Flores se enteró a finales de 2013 cuando se hacía una sesión de fotos en una playa carioca en topless.
Entonces, llegó un policía que le informó que si no se cubría el torso tendría que detenerla.
El agente tenía la ley de la mano: una norma que data de 1940 considera el topless como un acto obsceno y lo castiga con entre tres meses y un año de prisión o una multa.
Y pese a que los castigos más duros no suelen implementarse, que las mujeres tomen el sol con el torso desnudo no se tolera en la mayoría de las playas de Brasil.
Como tampoco en general en el resto de América Latina, donde, más allá de las pocas playas designadas específicamente como nudistas o donde se tolera tras años de fuerte presencia de turistas europeas, el topless suele depender de ordenanzas municipales y ser tratado como contrario a la moral y buenas costumbres del lugar.
POLÉMICA POR LA PROTESTA
Cuando se divulgó lo que le sucedió a Flores, surgió el "Toplessaço", una convocatoria para que las mujeres se quedaran sólo con la parte de abajo del bikini en protesta por la ley y para quitar prejuicios contra el cuerpo femenino.
Quienes se oponen a ella, la consideran anacrónica e hipócrita y recuerdan que la desnudez sí que se permite durante el famoso desfile del sambódromo del Carnaval.
Sin embargo, lo que estaba llamado a ser una protesta masiva por la normalización de esa práctica que se considera tabú en las arenas brasileñas, el primer "Toplessaço", que se celebró en diciembre de 2013, acabó siendo un pequeño grupo de mujeres -no más de una docena- en topless, rodeadas de un mar de fotógrafos y curiosos, también cámara en mano.
Para los organizadores, las musas inspirarán a otras mujeres a hacer topless.
Este año los organizadores vuelven a la carga y han organizado un nuevo "Toplessaço" para este martes, en el que además encumbrarán a dos mujeres que han sido elegidas como musas de la iniciativa.
Pero, según explica la corresponsal de BBC Brasil en Río de Janeiro, Julia Dias Carneiro, el formato de concurso de belleza para defender la normalización del topless no está exento de críticas.
Para muchos, es una distorsión de la idea de que la práctica debe ser vista con naturalidad y no asociada a la belleza o sensualidad.
Lo cierto es que desde la primera convocatoria nada ha cambiado en las playas cariocas.
Eso pese a que en el exterior han aumentado las iniciativas para la normalización del cuerpo femenino con acciones como "Free de Nipple" ("Libera el Pezón"), que defiende el derecho de las mujeres a mostrar el pecho en las redes sociales.
Pero en esta segunda edición, la filosofía del "Toplessaço" es diferente.
"EQUILIBRIO DE CONTRADICCIONES"
De hecho, la organizadora de la primera edición, la actriz y activista Ana Ríos, no tiene ningún vínculo con esta segunda protesta y piensa que la iniciativa de los nuevos promotores de elegir musas para promover la causa "desvirtúa completamente" la idea original de normalizar el cuerpo y crear "un movimiento colectivo en el que todas las mujeres pudieran sentirse bien".
A Nogueira le tocó enfrentar el circo mediático en la primera edición del Toplessaco.