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El nuevo edificio fue bautizado como “Ak Saray” (Palacio Blanco). Es la residencia del jefe del Estado en Turquía. Tiene una superficie de 300.000 metros cuadrados y tres bloques de edificios que suman 1.000 habitaciones. Supera en tamaño a las residencias oficiales de cualquier otro presidente del mundo.
También incluye búnkeres, túneles para protegerse de ataques químicos, defensas contra ciber-ataques y una “sala de guerra” subterránea. La prensa local mencionó que una de sus oficinas está inspirada por el Despacho Oval de la Casa Blanca y no cuenta con ningún elemento eléctrico para protegerla así del espionaje.
Cuando el edificio comenzó a construirse su destino original era ser ocupado por el primer ministro, cargo que entonces ocupaba Recep Tayyip Erdogan.
Después de ganar las elecciones presidenciales en agosto, Erdogan decidió que sería él como jefe del Estado quien lo ocuparía para mantener la concordancia con la idea de una “Nueva Turquía” en la que ha insistido desde su llegada al cargo.
“Que lo demuelan si tienen suficiente poder para ello. No van a ser capaces de detenerlo. Yo lo inauguraré y yo lo ocuparé”, declaró a la prensa el entonces primer ministro Erdogan en marzo de este año, antes del proceso electoral.
El líder de la oposición, el socialdemócrata Kemal Kiliçdaroglu, ya había anunciado días atrás que no acudiría a la recepción por considerar la construcción del nuevo palacio un injustificable despilfarro de dinero.
Los socialdemócratas han pedido una investigación parlamentaria sobre los costes que implicó la construcción del edificio.
El edificio se construyó pese a una orden judicial que ordenó parar la obra tras una denuncia presentada por arquitectos e ingenieros que argumentaron que se habían vulnerado normas medioambientales.
El presidente de Turquía ha anulado la recepción oficial por el Día de la República, que iba a celebrarse ayer por primera vez en el recién construido palacio presidencial, al considerar que sería una falta de respeto a los 18 mineros atrapados desde ayer en una mina de carbón y por cuya vida se teme.