(Ilustración: Víctor Sanjinez).
(Ilustración: Víctor Sanjinez).
Jaime Fernández Baca

Cuando el presidente anunció la reconstrucción de las zonas dañadas por , fue enfático en señalar que esta debería ser la oportunidad para cambiar la forma en que se planifica y construye la infraestructura en el país y para definir procesos claros que contribuyan a ordenar mejor el territorio y el uso de sus recursos naturales –todo esto dentro de un contexto climático mucho más impredecible–.

El Niño costero arrasó más de 500 puentes en el Perú, una cifra nunca antes vista, incluso durante los fenómenos de El Niño severos ocurridos en 1982-1983 y 1997-1998. Los más de 2.000 kilómetros de red vial nacional afectados y las más de 30.000 viviendas colapsadas también han marcado récords históricos. Esto se debe, en parte, a que las ciudades se han expandido para acomodar a una población cada vez mayor y sobre la cual mucha de esta expansión se ha realizado sin un adecuado proceso de planificación, ocupando zonas expuestas a inundaciones y deslizamientos, con las consecuencias trágicas que pudimos ver.

El presenta otros desafíos permanentes. Los eventos extremos de sequías y precipitaciones serán cada vez más frecuentes y el nivel medio del mar seguirá aumentando, amenazando con inundar las zonas costeras.

Según el Marco Macroeconómico Multianual 2017-2019, la brecha estimada de infraestructura alcanza casi los US$70.000 millones en los sectores de Transportes, Vivienda, Educación, Salud, Agricultura e Interior, y se requerirían 14 años para cerrarla. Invertir en blindar la infraestructura actual y futura contra los riesgos que plantea el cambio climático resultará más barato que remediar. Basta ver las estimaciones de los costos de reconstrucción, donde los US$6.000 millones inicialmente estimados podrían quedar cortos, como lo anunció el director ejecutivo de la Reconstrucción con Cambios, .

¿Y cómo puede darse este blindaje? A través de las decisiones sobre ubicación, construcción y operación. Por ejemplo, los parámetros de diseño de puentes y carreteras deben prever nuevos escenarios de activación de cuencas. Las soluciones de ingeniería pueden incluir la provisión de barreras de contención y represamiento. Igual de importantes son las llamadas medidas “blandas”, como los sistemas de alerta temprana, las coberturas de seguros, el correcto mantenimiento de la infraestructura y la planificación del territorio y uso de sus recursos. Esta última es una de las medidas de gestión de riesgo más eficaces en términos de costos.

Una prioridad clave para el Grupo BID es integrar el riesgo climático en los procesos de toma de decisiones de inversión, incluida la infraestructura. Actualmente estamos apoyando al país en su proceso de diseñar el plan de la reconstrucción, trayendo experiencias relevantes de otros países, así como herramientas y conocimiento de expertos en infraestructura resiliente y manejo de riesgos climáticos para la reconstrucción. La infraestructura sostenible implica evaluar y abordar los riesgos ambientales, y también asegurar recursos financieros para construir y mantener la infraestructura durante toda su vida útil, considerar las preferencias y necesidades de la población, y entender la dinámica política e institucional. Se requiere una acción coordinada entre los diferentes sectores del Gobierno Nacional y del Gobierno Regional. La infraestructura sostenible debe ser vista como una herramienta en donde sus servicios mejoran la calidad de vida y fomentan el desarrollo económico y la inclusión social.

Frente al gran reto que tenemos por delante delimitado por los objetivos del Acuerdo de París y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la reconstrucción viene a ser una gran oportunidad para cambiar la forma en que diseñamos y construimos nuestras ciudades y servicios públicos vitales con el motivo de asegurar una mejor calidad de vida para el año 2030. Este cambio de paradigma debe ser implementado en las políticas públicas, leyes, estándares y planes de desarrollo urbano y de infraestructura. El Gobierno Peruano anunció una reconstrucción con cambios, y el cambio más importante deberá ser tener una nueva infraestructura pensando en los impactos del cambio climático.