
Del 9 al 13 de junio, Francia acogerá la tercera Conferencia sobre el Océano (UNOC 3). Esta cita será un momento decisivo: reunirá, en Niza, a unos 100 jefes de Estado y de Gobierno y a decenas de miles de participantes (investigadores, científicos, actores económicos, asociaciones y ciudadanos de todo el mundo). En esta ocasión, Francia tendrá un objetivo claro: proteger el océano mediante acciones concretas.
El océano es nuestro bien común. Alimenta a los pueblos y los protege. Nos hace soñar y viajar. Nos brinda energía sostenible, formas de comerciar, recursos e infinitos conocimientos científicos.
Aunque una de cada tres personas dependa de él para vivir, el océano se encuentra en peligro. El océano sigue siendo ampliamente desconocido, carece de una gobernanza mundial y de la financiación necesaria para su preservación. Las cifras son preocupantes: más de 8 millones de toneladas de plástico se vierten cada año en el océano, según un estudio de la revista “Science”. A esto se agrega la sobreexplotación, que afecta a más de un tercio de las poblaciones de peces, y también la acidificación del agua, el aumento del nivel del mar y la destrucción de los ecosistemas marinos. Y estos fenómenos se aceleran, como consecuencia directa del cambio climático.
Ha llegado el momento de actuar. Más que nunca, debemos hacer lo necesario para que la acción multilateral esté a la altura de los desafíos vinculados con la protección del océano.
Diez años después de la COP 21 y el Acuerdo de París, que permitió establecer un marco mundial vinculante para limitar el calentamiento global, la UNOC 3 representa una oportunidad histórica. Los Acuerdos de Niza constituirían un auténtico pacto internacional para la conservación y la utilización sostenible del océano. Este pacto estaría directamente en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), adoptados por la ONU en el 2015.
Para lograrlo, los debates en Niza deberán ser concretos y orientarse a la acción. El objetivo será trabajar por una mejor gobernanza, más financiación y un mayor conocimiento del mar.
En materia de gobernanza, el Acuerdo Relativo a la Conservación y el Uso Sostenible de la Diversidad Biológica Marina de las Zonas Situadas Fuera de la Jurisdicción Nacional (Acuerdo BBNJ) es una herramienta fundamental. La alta mar, que representa más del 60% de la superficie del océano, es hoy el único espacio que no se rige por el derecho internacional. La ausencia de supervisión y de normas comunes genera un verdadero desastre socioambiental: contaminación masiva por hidrocarburos y plásticos, métodos de pesca ilegales y no regulados, y captura de mamíferos protegidos. Para poner fin a este vacío jurídico, debemos lograr que 60 países ratifiquen el Acuerdo BBNJ, lo que permitiría su entrada en vigor.
La protección del océano también pasa por la movilización de financiación pública y privada y por el apoyo a una economía azul sostenible. Para continuar beneficiándonos de las oportunidades económicas que ofrece el océano, debemos procurar que los recursos marinos puedan regenerarse. En Niza, se anunciarán varios compromisos en el ámbito del comercio internacional, el transporte marítimo, el turismo y las inversiones.
Por último, debemos aumentar nuestro conocimiento del océano y difundirlo mejor. Hoy el fondo del océano sigue siendo desconocido para nosotros. ¡El océano representa, sin embargo, el 70% de la superficie de la Tierra! Juntos, movilicemos la ciencia, la innovación y la educación para entenderlo mejor y concienciar más al gran público.
Proteger el océano no es un desafío más entre otros. Es un asunto que nos compete a todos. El cuestionamiento del multilateralismo no debe hacernos olvidar nuestra responsabilidad común. El océano nos une a todos y es central para nuestro futuro. Juntos, podemos lograr que la UNOC 3 sea un punto de inflexión para nuestros pueblos, las futuras generaciones y nuestro planeta.