En las últimas semanas, he leído variadas opiniones de connotados defensores del modelo económico sobre el fracaso del Gobierno en el manejo de la pandemia. Especialmente, critican de parte del Gobierno la ausencia de liderazgo y transparencia, ineptitud, y la poca capacidad para planificar y ejecutar medidas que aborden el problema sanitario y económico al mismo tiempo. Lo que me deja estupefacto es que escriben como si existiera una escisión entre el modelo que defienden y la existencia de un Estado débil, corrupto, clientelar e ineficiente. Asimismo, no encuentran relación alguna entre el estilo de crecimiento y el 75% de la PEA que es parte del sector informal. Peor aun, creen que las ineficiencias tienen solo que ver con las características del presidente Vizcarra, con su entorno o con una creciente tentación populista.
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