Editorial El Comercio

El ingreso a las peruanas está amenazado por una propuesta que plantea cambiarlo radicalmente. La Comisión de Educación del Congreso ha aprobado un dictamen de un proyecto presentado por Perú Libre que establece el llamado “ciclo cero” como única forma de ingreso a las universidades, atacando frontalmente la autonomía universitaria y amenazando la calidad educativa en el país.

Esta propuesta, impulsada por los congresistas Waldemar Cerrón y Segundo Montalvo, ambos de Perú Libre, pretende implementar un semestre académico preparatorio obligatorio a través de los centros preuniversitarios de cada casa de estudios. Los promotores argumentan que buscan ampliar oportunidades educativas para jóvenes de menores recursos, pero el trasfondo parece ser otro: debilitar los estándares de selección y mérito que garantizan la calidad educativa.

No es casual que esta iniciativa provenga precisamente de la bancada que ingresó al Congreso de la mano del golpista expresidente Pedro Castillo, hoy preso, quien prometió durante su campaña un “ingreso libre y universal” a las universidades públicas del país. El “ciclo cero” no es más que una forma disfrazada de cumplir aquella promesa populista, sacrificando en el camino la calidad educativa incluso de las universidades privadas por réditos políticos.

Esta no es una acción aislada. Perú Libre ha presentado decenas de proyectos para crear nuevas universidades públicas, muchas de ellas inviables, que solo generan falsas expectativas. El partido liderado por el prófugo Vladimir Cerrón ha encabezado también la contrarreforma universitaria que logró debilitar el rol fiscalizador de la Sunedu, permitiendo que las universidades sean juez y parte en su propio proceso de regulación.

Lo que está en juego no es solo un mecanismo de admisión, sino la concepción misma de lo que debe ser la educación superior: un espacio de excelencia académica. El Legislativo no debería permitir que esta se use como un simple trampolín para satisfacer clientelas políticas. Y es que, lamentablemente, para más de una bancada del Parlamento, la calidad y la meritocracia en la educación no importan de cara a sus intereses políticos.

Los expertos ya han advertido sobre las graves consecuencias que el aprobar esta iniciativa tendrá para todo el sistema universitario peruano y en el respeto a la autonomía de las universidades privadas. Urge que las demás bancadas del Congreso desestimen este proyecto al llegar al pleno.

La educación superior no puede seguir siendo rehén de agendas políticas que privilegian la cantidad sobre la calidad y se muestran prestas a darle un batacazo. Los jóvenes merecen que sus representantes se preocupen por su futuro y no lo sacrifiquen en aras de intereses políticos y promesas populistas.




Editorial de El Comercio

Contenido Sugerido

Contenido GEC