(Foto: Presidencia)
(Foto: Presidencia)
Mabel Huertas

Hay mucho hombrecillo de moral y aspiraciones chatas en el aparato estatal, algunos de ellos en puestos de poder. Utilizan los privilegios para alimentar egos y bolsillos. Una vez que su período concluye, se pierden en la nebulosa de la intrascendencia.

Trascender significa, entre otras cosas, tener virtudes que engrandezcan a un ser humano. La humillación y el insulto público, muy comunes en algunos políticos, no van por esa vía.

La trascendencia tampoco llega con el fajín o la banda presidencial, sino con el legado que deja una administración. ¿Recuerda usted la última obra grandiosa que un presidente peruano haya realizado? ¿Una reforma o política pública digna de orgullo en la región? ¿Cuánto impactó en la sociedad? La respuesta debería ser rápida, en el ‘top of mind’, como dirían los marketeros.

Nuestra pobreza moral nos ha llevado a conformarnos con los oportunistas de turno y a asociarlos, por ejemplo, con la palabra ‘corrupción’. Ya no confiamos, pero “es lo que hay” y “podría ser peor”. Y la verdad es que las élites políticas al mando no hacen mucho para generar confianza.

Una muestra es el cierre del Proyecto Legado, una institución eficiente y con reputación. Pero, como los ‘genios’ siempre cambian lo que funciona, ahora pasará a manos del Instituto Peruano del Deporte, un ente con un listado de deficiencias y con graves sospechas alrededor de esta transferencia millonaria. Gustavo Adrianzén, primer ministro, y Morgan Quero, ministro de Educación, quizá decidieron que dar las explicaciones del caso al Congreso –o sea, al país– está de más y no acudieron a la cita pactada para este lunes.

Dina Boluarte esperaría que el megapuerto de Chancay se asocie a su nombre, pero semejante infraestructura queda deslucida por la precariedad de las carreteras, evidenciada en la caída de un puente; por la falta de planificación urbana, que seduce a las mafias de traficantes de tierras; y por la ausencia de visión de desarrollo en Lima norte, que hace de los accesos y salidas de la capital un pandemonio, ya que no existe una vía alterna que, en este caso, debería construir la Municipalidad de Lima.

Por otro lado, el nuevo aeropuerto Jorge Chávez ya pasó de ser una oportunidad para convertirse en un dolor de cabeza, porque las grandes infraestructuras no bastan si no van acompañadas de una visión de país, de reformas estructurales que apunten a la institucionalidad y el bien común. En el Perú de hoy, la política es más un ejercicio de supervivencia que de trascendencia.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Mabel Huertas es socia de la consultora 50+Uno

Contenido sugerido

Contenido GEC