Veterano parlamentario, el aprista Javier Velásquez Quesquén cuestiona el pedido de la Comisión de Fiscalización para investigar a Nadine Heredia por usurpación de funciones.
—¿Por qué el Partido Aprista votó a favor de la moción [para que Fiscalización investigue a Heredia]?
Yo he cuestionado el motivo de la investigación porque ha debido haber otro tipo de prioridades. Para bien, el fujimorismo ha replanteado su posición y en los próximos días habrá una reunión para promover la formación de dos o tres comisiones que investiguen casos concretos: línea 2 del metro, gasoducto sur, refinería de Talara, compras militares, patrulleros. No al contrario, como hicieron los nacionalistas: investigar los cinco años de gobierno de Alan García.
—Pero desde esa óptica, ¿lo que está sucediendo con Nadine Heredia también sería persecución política?
No, no. De ninguna manera.
El país no va a soportar, y el fujimorismo tiene este enorme peso de responsabilidad sobre sus hombros porque tiene mayoría absoluta, que se hagan comisiones a las que se quiera dar un sello de persecución política. Lo que se va a investigar es el nivel de interferencia que ella ha tenido en los sectores públicos. Y sentar un precedente para que en, el futuro, se sepa cuál es la fisonomía funcional de las supuestas atribuciones que tiene una primera dama.
—La Comisión de Fiscalización había pedido facultades para investigar a Nadine Heredia por el presunto delito de usurpación de funciones. Usted es abogado. ¿Es posible que exista tal delito?
La respuesta jurídica está en el prólogo del libro de Omar Chehade, cuando Enrique Bernales, en un pulcro análisis jurídico, concluye que no hay elementos que puedan constituir este tipo penal. Y lo planteé a los voceros tanto de Fuerza Popular como de Acción Popular que aquí se trata de interferencias.
—¿La interferencia que está contemplada en el Código Penal?
No. Yo he leído opiniones de juristas, y sin aterrizar en las conclusiones del informe acá lo que se va a determinar es el grado de participación que ha tenido esta señora en algunos actos gubernamentales y concretos. Puede haber una responsabilidad política del ministro o una complicidad penal.
—En el Congreso hay la percepción de que Mauricio Mulder y Jorge del Castillo están más alejados del fujimorismo, y que más bien usted se encuentra un poco más cercano.
No. Yo soy coherente con mis principios. En la política, la gratitud y la lealtad son fundamentales. Cuando el partido no pasó a segunda vuelta, se acordó dejar que los militantes eligieran una de las dos opciones. Mauricio, Jorge y otros miembros optaron por apoyar a Pedro Pablo Kuczynski. Yo también tuve [que elegir], y no me arrepiento de haber optado: el fujimorismo en los últimos diez años ha hecho un partido fuerte. Yo creo que la competencia con ellos es cómo reposicionarnos en el escenario social para tener la fuerza que ellos tienen, y no descalificándolos por el pasado. Ellos nos dieron gobernabilidad en los cinco años en que fuimos gobierno.
—Estuvieron en la Mesa Directiva. Incluso se hablaba de una alianza.
No hubo una alianza. Y estoy en condición de decir que nunca pidieron ministerios, nunca pidieron nada. En el gobierno pasado para ellos hubiera sido fácil aliarse con los nacionalistas y sacar de carrera a Alan García, inhabilitándolo. En el momento de la elección, yo entendí que ellos tenían un partido socialmente muy importante. Sus propuestas tenían que ver con fortalecer el modelo por el cual el país transita. Pero ya la elección pasó, y ahora estamos apoyando al gobierno leal e incondicionalmente, manteniendo nuestra independencia.
—En la segunda vuelta hubo un reacomodo de fuerzas singular, de manera que quien ganó la primera vuelta con casi el 40% de los votos [Keiko Fujimori] terminó perdiendo frente a quien había tenido 20% [Pedro Pablo Kuczynski]. ¿Debería revisarse el mecanismo que regula la segunda vuelta?
Sin poner en tela de juicio la legitimidad del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, quiero decirle que en la segunda vuelta hubo algo que no puede volver a pasar. Hubo un voto contra una candidata, y no un voto de respaldo a la propuesta de un candidato. Eso tiene que cambiar.
—¿De qué manera?
Creo que no hay que esperar que uno de los candidatos obtenga el 50% de los votos más uno. Hay que ver cómo adecuamos, no plagiamos, la experiencia argentina, donde al candidato que obtiene el 40% más uno lo declaran ganador, o gana el candidato más votado en primera vuelta si saca más de 10 puntos sobre el segundo, que podría haberse dado en este caso. Así hay una verdadera voluntad expresada del elector.
—¿A qué se refiere?
Un balotaje a la peruana permite que en la segunda vuelta haya un cargamontón, o que haya un movimiento contra alguien, y no que se impongan las propuestas o el candidato que mejor pueda canalizar las expectativas del país.
—¿Y usted estaría de acuerdo con aplicar uno de estos mecanismos?
Sí, yo sí simpatizo más con este tipo de mecanismos que con el que tenemos ahora.
—Si esto se aplicara para el 2021, seguramente ganaría Keiko Fujimori.
No. Estás actuando como pitoniso. ¿Y al Apra dónde lo dejas? [sonríe]. Vamos a volver con fuerza.
—Congresista, el Apra se ha quedado sin el candidato que los llevó dos veces a la presidencia y una vez a la segunda vuelta. ¿Quién después de Alan García?
Bueno, eso lo va a decidir el próximo congreso del partido. Espero que los nuevos dirigentes no piensen en la elección del 2018 ni en la del 2021, sino en cómo relanzar al partido para los próximos 30 años. A veces algunos compañeros hacen una evaluación injusta del rol que ha tenido Alan García en el Apra. El mejor momento del Apra, y salvaguardando la importancia de Haya de la Torre, lo ha producido Alan García, porque durante su período de actuación política ha sido el único capaz de llevar dos veces al Apra al gobierno del país.
— Parece haber una especie de consenso en favor de Enrique Cornejo.
Creo que en el partido siempre ha habido una visión de Lima hacia provincias. Los provincianos no tenemos capitis diminutio partidaria: Somos tan iguales a los compañeros de Lima. Todas las recetas que se han implementado han venido de Lima. Los provincianos estamos en condiciones de conducir el partido. Yo tengo el mejor reconocimiento de Enrique como funcionario, pero sí creo que, en la difícil situación orgánica en que se encuentra el partido, promover candidaturas para resolver elecciones del 2018 y el 2021 es no entender los profundos problemas que tiene el Apra.
—¿Usted considera que García debe seguir siendo presidente del partido?
Ese cargo lo creamos para el militante que había llevado al partido al gobierno. Y lo ha llevado dos veces. El día en que otro militante pueda llevar al partido al gobierno del país, él lo reemplazará.
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