"De acuerdo con el padrón validado por el JNE al 2021, en el Perú radican 24 millones 290 mil 921 electores hábiles". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"De acuerdo con el padrón validado por el JNE al 2021, en el Perú radican 24 millones 290 mil 921 electores hábiles". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Redacción EC

La encuesta , referente en el ámbito nacional, ha cumplido más de 20 años consecutivos. A propósito de las , este Diario transparenta cómo es la elaboración del estudio y qué lo hace tan confiable para la ciudadanía.

La eficiencia de las encuestas se resume en una premisa muy sencilla: a trabajo bien estructurado, buen resultado. Pero, ¿en qué consiste ese trabajo? Primero, se debe considerar el universo del que se parte para el análisis.

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De acuerdo con el padrón validado por el Jurado Nacional de Elecciones () al 2021, en el Perú radican 24 millones 290 mil 921 electores hábiles; es decir, personas aptas para ejercer su voto en una elección.

Pero no todo ese universo llega a ser encuestado.

1. La muestra

En diálogo con El Comercio, el coordinador ejecutivo de la encuesta El Comercio-Ipsos, Guillermo Loli, precisó la importancia de garantizar validez estadística. Señaló que eso se logra al identificar y extraer grupos suficientemente representativos de todo el universo de personas a nivel nacional: las famosas muestras. Todo empieza con el mapeo general.

Tenemos que hacer que todos -los cerca de 25 millones de electores- tengan la misma probabilidad de ser seleccionados. Para eso, nos fijamos en las 26 circunscripciones electorales y las zonas registradas por nivel poblacional. Consideramos cada departamento, cada provincia, cada distrito, cada esquina y hasta cada puerta de casa. Hay una serie de procesos aleatorios que siempre nos deben llevar a concluir que todos tienen la misma probabilidad de selección. La muestra es totalmente aleatoria y nunca está seleccionada a criterio”, sostiene.

Patricia Rojas, directora senior de Public Affairs de Ipsos-Perú, indica que, si bien todas las personas del universo son comprendidas para la selección, solo un número muy reducido participa en los cuestionarios.

Las probabilidades de ser finalmente encuestado son mínimas. ¿Por qué? Porque va a depender del tamaño del universo que estamos estudiando y también del tamaño de la muestra con la que estemos trabajando. En las encuestas de opinión que hacemos con El Comercio, trabajamos con muestras de 1200 casos. Estas muestras buscan representar a un universo nacional de personas mayores de 18 años. De hecho, si vemos más o menos la proporción, encuestamos aproximadamente a cinco personas por cada 100,000 habitantes”, dijo Rojas.

Entonces, ¿cómo es que un grupo tan pequeño puede representar lo que piensan más de 20 millones de personas?

Es lo que llamamos ‘el milagro de la estadística’ y tiene una magia increíble. Sin embargo, esto tiene ciertas condiciones. Definitivamente, nuestra muestra tiene que seguir los criterios que la estadística manda para que de verdad pueda representar a un gran universo de habitantes. Los 1200 casos de nuestra muestra corresponden, de manera proporcional según las regiones, el ámbito urbano o rural y las localidades de manera aleatoria. La aleatoriedad es clave”, añade la especialista.

2. ¿Por qué hacer una encuesta y qué preguntarle a las personas?

tiene más de tres décadas como especialista en opinión pública y es, además, el presidente ejecutivo de Ipsos-Perú. Le preguntamos por qué se realizan estos estudios y qué función adoptan cuando se publican.

Las encuestas se realizan por múltiples motivos. En investigación social, por ejemplo, para conocer las condiciones de vida de la población. En investigación de mercados, para conocer las preferencias por determinados productos o la satisfacción de los consumidores con un servicio. En el campo político, tienen múltiples usos también y muy importantes para la democracia”, indica a modo de introducción.

Torres recuerda que en su libro El Perfil del Elector (1989), definió a las encuestas políticas como guías para enfocar acciones. “Las encuestas ayudan a centrar la atención de los políticos y de los candidatos en los temas que más le preocupan a la ciudadanía. Permiten conocer las preferencias de los ciudadanos frente a opciones alternativas de política para la solución de determinados problemas y constituyen un contrapeso a las presiones de los grupos de interés al recoger la opinión de las grandes mayorías silenciosas frente a temas conflictivos”.

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El experto también destaca que los estudios de este tipo necesitan de dos elementos para ser fiables. El primero es el que ya detallamos anteriormente: la calidad de la muestra representativa. El segundo, indica, tiene que ver con las preguntas objetivas, destinadas a los encuestados. El cuestionario.

Guillermo Loli explica que, para la encuesta El Comercio-Ipsos, la fase de elaboración del cuestionario es fundamental. El medio de comunicación y la organización trabajan conjuntamente en una selección de preguntas que luego serán dirigidas a los ciudadanos de la muestra.

Una semana antes de iniciar con el trabajo de campo, El Comercio y el equipo especializado de investigadores que tiene Ipsos repasan los temas más importantes que tiene la agenda del país. Tenemos reuniones iniciales donde se sueltan ideas y se toman los temas principales para luego plasmarlos en un cuestionario final donde se reflejen los temas de coyuntura o los que definimos abordar”, expresó Loli.

¿Cómo se elaboran y aplican las encuestas El Comercio-Ipsos?
La encuesta El Comercio Ipsos tiene más de 20 años informando cuál es la opinión de los peruanos sobre los temas más relevantes de la coyuntura nacional.

3. El trabajo de campo

Luego de concluidas las etapas de elaboración del cuestionario y diseño muestral, llega la aplicación de la encuesta. La de El Comercio-Ipsos demanda la movilización de unos 200 encuestadores en todo el país.

En todos los departamentos del Perú, hay encuestadores que aplican el cuestionario. Claro que hay más personal en Lima, Arequipa o Trujillo, por ejemplo, porque el número de cuestionarios a realizar allí es mayor. No hay grandes desplazamientos y menos ahora en pandemia”, nos advierte Loli.

Luego de terminada la cuarentena general, a mediados de 2020, Ipsos retomó la aplicación de encuestas presenciales, de puerta en puerta, en todos los departamentos del país. De acuerdo con el coordinador ejecutivo de El Comercio-Ipsos, se aplica un protocolo de seguridad y protección tanto para encuestadores como encuestados.

El personal utiliza mascarillas, caretas de plástico y es, además, sometido a pruebas de descarte del periódicamente. Por otro lado, la interacción con los encuestados se ajusta también a los estándares de la nueva normalidad: distancia física y ningún intercambio de objetos.

Aquí vale añadir que los encuestadores tienen los cuestionarios en tablets, por lo que ellos mismos digitan las respuestas del entrevistado.

Patricia Rojas, directora senior de Public Affairs en Ipsos-Perú, nos grafica esta parte del trabajo: “El encuestador está en la calle, va haciendo su recorrido en la manzana y una vez que empieza a tocar las puertas, va a encontrar algunas viviendas desocupadas. Entonces, va a tener que hacer saltos de esas viviendas. En segundo lugar, también pueden encontrar rechazo. Y una vez que encuentra a una persona que le va a responder, se encuesta solamente a esta persona. Es una persona por vivienda. Luego, el encuestador continúa con su recorrido. Es lo que llamamos la selección de los encuestados y no es tarea sencilla”, precisó.

4. El procesamiento de datos y su poder informativo

“La data de todos los cuestionarios realizados se acumula en una base especialmente preparada para ello y se somete a un proceso de tabulación y conteo. Los resultados salen a nivel nacional y, por categorías, se logra ver lo que se piensa en la zona urbana, la zona rural; lo que piensan los hombres o las mujeres; lo que piensan las personas según su nivel socioeconómico”, describe Guillermo Loli.

En términos más específicos, la tablet desde la cual el encuestador realiza el cuestionario funciona también como un vehículo para el procesamiento y la verificación. Esto, porque un programa instalado en ese dispositivo permite dos cosas: grabar la conversación entre el encuestador y el encuestado, y cargar automáticamente cada respuesta digitada a una plataforma que las agrupa.

Cada una de las respuestas sube a una nube, al servidor de Ipsos, de manera en línea y automática. A esto se suma una grabación de audio de la propia encuesta. Eso permite a un equipo hacer la escucha también y verificar que la encuesta se hizo correctamente. Es así como sabemos si se respetaron las indicaciones o si se sustituyeron u omitieron preguntas u otra situación. Para esto hay una serie de análisis en el sentido de que se puede anular la encuesta”, indica Loli.

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Conforme Ipsos recibe y verifica las encuestas, los contenidos se organizan, casi en tiempo real, en una base de datos. Allí, el procesamiento total o por categorías es casi automático. “La aplicación del cuestionario, la salida de los encuestadores, el hecho de recorrer la calle, puede tomar de dos a tres días. Pero, al mismo tiempo, se va cargando en línea. Entonces, después de que la totalidad de encuestas ya está en la nube y se pasa el control de calidad y verificación, en pocas horas se tiene el resultado”, especificó Loli, consultado sobre los tiempos que demanda todo el proceso.

Aunque las encuestas demanden un trabajo muy fino, siempre se les anota un pequeño margen de error. En el caso de El Comercio-Ipsos, el margen de error suele ser de +/- 2.8%. Alfredo Torres sostiene que la encuesta se ha mantenido muy precisa históricamente.

Ipsos en el Perú tiene un récord muy bueno en los últimos 20 años. En todas las elecciones presidenciales, hemos estado a menos de dos puntos porcentuales en cada uno de los candidatos [en las encuestas previas a los comicios]”, señala el presidente ejecutivo de la institución.

Torres también advirtió algo importante: no se puede establecer un símil entre una encuesta y un pronóstico. “Las encuestas no son pronósticos, sino fotografías del momento. Si las opiniones no varían mucho, esas fotografías van a salir parecidas a lo largo del tiempo. Por ejemplo, hay opiniones de tipo moral o religioso, que son constantes. Pero en política, en la intención de voto, eso sí varía todo el tiempo; especialmente, como producto de las campañas, contra-campañas, aciertos y errores de los candidatos. Ahí, efectivamente, la que resulta más cercana al resultado final es la última encuesta, la que se realiza a la víspera de la elección”, refirió.

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