Trindade Serra sostuvo que su función era generar el contacto con las empresas y que el detalle de los montos de los sobornos los conocen Barata y Ribeiro Bartoletti. (Foto: Antonio Álvarez Ferrando/ El Comercio)
Trindade Serra sostuvo que su función era generar el contacto con las empresas y que el detalle de los montos de los sobornos los conocen Barata y Ribeiro Bartoletti. (Foto: Antonio Álvarez Ferrando/ El Comercio)
Diana Seminario

En los últimos días, la política peruana se ha convertido en una suerte del juego del gran bonetón. “¿Yo, señor? ¡Sí, señor!... ¡No, señor!... ¿Entonces, quién lo tiene?”. Es decir, el colaborador eficaz A dice que le entregó el dinero a X, pero este dice que lo tiene Y. Aunque parezca un trabalenguas o una dinámica infantil, esto es lo que viene ocurriendo en nuestro país tras las varias acusaciones de entrega de dinero para campañas electorales de parte de la brasileña y del ‘club de la construcción’.

Y este peloteo tiene un poderoso motivo, pues si Keiko Fujimori está presa por supuestamente haber ‘pitufeado’ donaciones de Odebrecht a su campaña a través de cocteles, ¿qué podría esperarle a quienes han recibido en cash varios miles de dólares con testigos de por medio?

En el caso de Peruanos por el Kambio, un aspirante a colaborador eficaz señala que la constructora Construcción y Administración S.A. (CASA) entregó a la campaña de PPK en el 2016 100 mil dólares en una reunión a la que asistieron el candidato, el jefe de campaña Martín Vizcarra y el gerente de la misma, Alfonso Grados.

El ex ministro de Trabajo aclaró que él no recaudaba fondos. “El principal recaudador, por llamarlo de esa manera, era el propio candidato”, precisó Grados a este Diario, para señalar que los principales recaudadores eran las personas del entorno más cercano del candidato. “Todo candidato presidencial tiene personas allegadas que quieren apoyarlo. Otra fuente eran personas del partido que apoyaron para conseguir fondos. Y existía también un equipo de recaudadores allegados al candidato”.

Gilbert Violeta arremete para salvar responsabilidades sobre fondos de campaña, de los que ahora nadie se responsabiliza, y defiende a su hermana, a quien testigos señalan que ordenó a varios trabajadores a hacer depósitos menores a 10 mil dólares en la cuenta del partido.

“Hay exceso de nerviosismo. En lugar de que salgan a explicar cómo eran las cosas y quién cumplía cada función, salen a decir: ‘Yo no tuve nada que ver, pregúntenle al partido’”, señala.En el Partido Popular Cristiano parece que la consigna es no hacer olas y que la denuncia muera en el tumulto.

El ex gerente de Relaciones Institucionales de Odebrecht, Raymundo Serra, dijo en Brasil la semana pasada que la empresa aportó más de 200 mil dólares a las campañas de Lourdes Flores, y que el dinero se entregó a través de Horacio Cánepa, a quien la constructora dio dinero a cambio de que los beneficie en procesos arbitrales.

El mismo Serra también confirmó la entrega de un millón de dólares a Ollanta Humala y Nadine Heredia durante la campaña del 2011. Asegura haber sido testigo de esta reunión de los Humala Heredia con Jorge Barata.

Mientras más se abre el abanico de las campañas beneficiadas por la todopoderosa empresa brasileña, pareciera que se diluyera la noción del delito o falta grave respecto a estos hechos.

Los que ayer se rasgaban las vestiduras y pedían prisión para todos aquellos que hubieran sido tocados con sospechosos aportes ahora prefieren silbar de costado y hablar de irregularidades o falta de transparencia. Sin duda, la cárcel asusta.