De acuerdo con el doctor Elmer Huerta, deberían ser más los médicos con especialistas de cabecera y que estén dispuestos a pasar más exámenes de salud. (Ilustración: Jean Izquierdo/El Comercio)
De acuerdo con el doctor Elmer Huerta, deberían ser más los médicos con especialistas de cabecera y que estén dispuestos a pasar más exámenes de salud. (Ilustración: Jean Izquierdo/El Comercio)
Elmer Huerta

Hace unas semanas cumplí con el rito preventivo de hacerme mi colonoscopía de ‘screening’, la que se define como el examen del colon que se hace en una persona sin síntomas para descartar la presencia de un cáncer del colon y del recto. El ser y volver a hacerme ese examen (ha sido mi tercera vez), me hizo reflexionar en dos aspectos que quiero tocar hoy: el cambio que ha tenido el examen durante los últimos años y el cuidado médico preventivo que practican los propios doctores.

La colonoscopía
En primer lugar –y tengo que confesarlo- yo sí creo y practico lo que predico. Es decir, estoy convencido de que un gramo de prevención vale más que una tonelada de curación y, por lo tanto, tengo mi de cabecera y me hago los exámenes preventivos que le recomiendo a mis oyentes y lectores. 

En esta oportunidad, la idea de hacerme nuevamente la colonoscopía me emocionaba porque ya había experimentado la maravillosa experiencia de haber tenido dos colonoscopías normales. Sin embargo, tengo que confesarlo, sentía temor. Sabiendo que el cáncer del colon es silencioso y traicionero, pensaba por momentos ¿qué tal si esta vez el doctor me sorprende con una mala noticia?

La preparación para la colonoscopía esta vez fue increíblemente fácil. Habiendo tenido que beber casi dos galones del líquido de preparación hace 15 años –e incluso 5 años atrás-en esta oportunidad, mi me dio buenas noticias. Existe un nuevo tipo de líquido de preparación me dijo, mientras me daba la receta, que prometía ser más cómodo que los anteriores. Y lo fue. Recogí de la farmacia dos pequeños frascos de líquido con sabor a plátano y me indicó que tome uno a las 5 de la tarde del día anterior y el otro a las 5 de la mañana del día siguiente (mi colonoscopía estaba programada para las 11 de la mañana). Por la escasa cantidad, el sabor dulzón y empalagoso del líquido casi ni se sintió y su efecto sobre la evacuación intestinal empezó a notarse más o menos una hora después de haberlo tomado. Antes de acostarme, a las 11 de la noche, ya había limpiado casi completamente el intestino. Dormí plácidamente y tomé el segundo frasco a las 5 de la mañana, notando que a las 7 de la mañana, el intestino estaba completamente limpio.

Otro punto importante del procedimiento fue el de la anestesia. Después de los controles médicos por enfermeras y anestesiólogos del hospital, llegó el momento en que ya estaba listo para recibir la anestesia general de corta duración y empezar la colonoscopía. Me preguntaron si recordaba que día era y no recuerdo más. Al despertar, mi pronunció las mágicas palabras que estaba esperando: “Elmer, todo está limpio en tu intestino grueso por lo que del cáncer del colon no te morirás…”. Y debido a que en la misma sesión me hicieron también una gastroscopía, mi doctor agregó que mi esófago y estómago también estaban normales. ¡Qué maravilla! El cáncer del estómago, otra grave y traicionera enfermedad quedaba descartada.

No se imaginan la maravillosa sensación de bienestar que se siente al saber que dos traicioneros tipos de cáncer no serán un problema para mí en los próximos años. Y esa, amable lector, es la principal razón de escribir esta columna, recordarle que un examen preventivo es capaz de proporcionar satisfacción inmediata.

Médicos como pacientes
Una frase muy repetida en los círculos es que los doctores son los peores pacientes. Quizás por saber los secretos y limitaciones del arte, los médicos tienen fama de no seguir las instrucciones de sus colegas y argumentar o desobedecen cada indicación que reciben. Es por eso que tenía curiosidad por investigar el uso de los servicios médicos por los doctores. ¿Tienen ellos médico primario o médico de cabecera o se atienden ellos mismos? ¿Y qué hay de los servicios preventivos, los usan, creen en ellos? 

Una de las pocas investigaciones al respecto fue publicada en el 2000, cuando investigadores de las Universidades de Yale y Johns Hopkins publicaron un estudio que siguió durante más de 40 años a un grupo de médicos graduados de la Universidad de Johns Hopkins entre 1948 y 1964.

De los 915 médicos estudiados, 35% dijo no tener un médico primario o médico de cabecera, cifra que representa más del doble de personas de la población general (14-18%) que no tiene un primario o de cabecera. No tener médico primario es considerado como un importante indicador de acceso al sistema de salud. Pero más sorprendente aun fue el encontrar que los médicos que no tenían un médico primario creyeron mas que la población general que el desarrollar una enfermedad es cuestión de suerte. Por último, el 7% de los médicos se trataba a sí mismo.

El estudio reveló también que aquellos médicos que no tenían médico primario eran más propensos a no hacerse exámenes preventivos como mamografías, colonoscopías, exámenes de la próstata y a no vacunarse contra la gripe. Por último, el estudio demostró que las especialidades médicas que menos cumplen las reglas preventivas son los internistas, los cirujanos y los patólogos. 

Corolario
Sabiendo que 60 a 70% de los cánceres que matan al ser humano, pueden ser prevenidos o detectados temprano, creo que debemos hacer todo lo posible para no morir prematuramente de un cáncer prevenible o detectable. Un estilo de vida saludable y una visita regular al médico, nos darán la actitud positiva que nos permitirá llegar a viejos lo mas jóvenes posible. Un gramo de prevención, vale mucho mas que una tonelada de curación.

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