Instituto Peruano de Economía  (IPE)

El presidente Trump generó el mayor retroceso en la apertura comercial de EE.UU. del siglo XXI, elevando los aranceles promedio de 2,3% en 2024 a más de 22% en 2025, un nivel no registrado desde 1909. Está medida unilateral ha disparado los índices de incertidumbre sobre la política económica y comercial de EE. UU. a niveles vistos solo durante la pandemia. En este contexto, la economía peruana enfrenta los riesgos de una desaceleración global.

Medidas desproporcionadas

Como a la mayoría de los países, al Perú se le impuso un arancel adicional de 10% sobre sus exportaciones a EE. UU. Por su parte, economías con un mayor déficit comercial con Estados Unidos recibieron tasas más altas, como China (34%) y la Unión Europea (20%).

A pesar de que estas medidas son descritas como “recíprocas”, resultan desproporcionadas. Así, el arancel promedio que EE. UU. le impone al Perú se incrementaría de 3,4% a 13,4%, más de seis veces el 2,2% que el Perú le impone en promedio. Para China, los aranceles totales serían casi ocho veces mayores que los que este país les imponía (previo al anuncio de represalias), mientras que en el caso de la Unión Europea serán cinco veces mayores.

Riesgo de recesión

Recientemente, el Banco Mundial estimó que la imposición de aranceles mutuos de 10% entre EE. UU. y sus socios comerciales reduciría el crecimiento global anual en 0,3 puntos porcentuales (pp). Ante el panorama actual, el daño sería aún mayor. Así, el principal riesgo de esta medida es que desencadene una guerra comercial que reduzca el crecimiento económico mundial al interrumpir las cadenas de suministro internacionales y aumentar la incertidumbre. Por ejemplo, China ya respondió con un incremento de aranceles a EE. UU. en la misma magnitud. En esa línea, JP Morgan ajustó sus probabilidades de recesión global de 40% a 60%.

Un menor crecimiento global impacta a una economía pequeña y abierta como la del Perú. Según el MEF, los factores externos explican más del 50% de la variabilidad del crecimiento del PBI. Así, según estimaciones del Banco Mundial, por cada punto que dejan de crecer sus principales socios comerciales (China, Estados Unidos y otras economías del G7), el Perú perdería 0,7 puntos porcentuales de crecimiento.

Por otro lado, la Reserva Federal alertó que el encarecimiento de bienes producto de los aranceles presionaría la inflación al alza en EE. UU., con lo cual las tasas de interés se mantendrían elevadas por más tiempo de lo previsto. Ello limitaría el margen del BCRP para continuar reduciendo su tasa de referencia. Por ende, los costos de financiamiento en Perú se mantendrían elevados, afectando la inversión privada.

Especial atención amerita la actividad manufacturera global, que ya venía perdiendo dinamismo en los últimos años y se vería agravada tras la aplicación de aranceles. Esta desaceleración, particularmente en China, reduciría la demanda internacional por cobre y su precio, amenazando el valor de las exportaciones peruanas y la recaudación tributaria.

Efectos sectoriales

EE.UU. tiene una participación importante en los envíos peruanos. En esa línea, los productos que se verían más afectados al ser EE. UU. el principal destino de exportación serían: artículos de joyería (96%), chapas y tiras de cobre (81%), polos de algodón (63%) y fosfatos de calcio (63%). También lo serían las agroexportaciones, entre las que destacan el espárrago (68%), el arándano (55%) y la uva (49%). Sin embargo, podrían también verse beneficiados en caso compitan con otros países a los cuales se les ha impuesto un arancel mayor. Asimismo, en caso sus ventanas de exportación no coincidan con las de competidores ni con la temporada de producción estadounidense, como es el caso del arándano y la uva.

Agenda pendiente

Enfrentar este contexto de alta incertidumbre global requiere liderazgo y diplomacia. Para empezar, se debe fortalecer la competitividad de los sectores exportadores, generando un entorno favorable para la inversión privada, lo que no significa otorgar incentivos tributarios. Por el contrario, urge conservar recursos fiscales para mitigar los choques externos que amenacen el crecimiento. Como se sabe, en una guerra comercial todas las economías involucradas pierden, especialmente los más vulnerables.

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