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Lourdes Fernández Calvo

La señora Bertha Villalobos ha encontrado una forma de enfrentar el dolor que todos los días la agobia. Cuando siente que no puede más, sube los cinco pisos de lo que queda de la galería Nicolini y llega hasta el lugar en donde murió carbonizado su hijo Jorge Luis Huamán, cuando apenas tenía 19 años. 

"Yo voy a visitar a mi hijo, me voy a llorar por ahí. A veces, desde afuerita veo todo y pienso en él", cuenta con pesar.

Desde aquel 22 de junio del 2017, la señora Bertha no sabe cómo sanar, cómo entender que el segundo de sus tres hijos, no volverá a mirar sus arrugas y a pedirle que, por favor, nunca se muera: "Yo ya no vivo bien, para mí ya todo acabó. Yo quería mucho a mi hijo. Él me decía que yo me iba a morir y que ese día él tomaría veneno para no aguantar ese dolor; y ahora estoy yo acá sin él".

Jorge Luis llegó a trabajar a la galería 'Nicolini', en Las Malvinas, tres meses antes de morir carbonizado ahí. Su amigo Jovi Herrera, de 20 años, quien también murió ese día, le avisó de ese trabajo porque sabía que 'Tubito' (le decían así por su delgadez) quería ayudar a su mamá quien ganaba poco vendiendo zapatos en una galería de la avenida Grau, en el Centro de Lima. 

Sobre el trabajo que realizaba en la galería, su familia sabía poco. Su hermana menor cuenta que solo se enteró, una semana antes del incendio, que él y su compañero permanecían encerrados en un cuarto, por lo que tenían que orinar en una botella de plástico. "Le dije que por qué hacían eso y me dijo que no podían salir de la tienda. Entonces, lo molesté y le dije: ¿y si hay un terremoto te morirás ahí? Y solo me contestó: no seas salada pues".

El día que ocurrió el incendio, Jorge Luis no quería ir a trabajar porque estaba cansado, pero fue. Su familia no sabe qué lo animó, lo que sí sabe es que ese día se vistió con lo poco que se había comprado con sus ganancias: una gorra negra, un pantalón de buzo y una casaca militar. "Cuídate flaca, te quiero mucho, no te tires la pera", fue lo último que escuchó su hermana.

No sucedió lo mismo con su mamá, ella tuvo que escuchar a su hijo despedirse mientras la galería se incendiaba con él adentro.

"Cuando pasó esto yo no sabía que él trabajaba en esa galería. Me llamó y me dijo que había un incendio y que se iría a la casa. Me quedé preocupada y lo llamé y le pregunté dónde estaba y me dijo: "Mami estoy encerrado con candado, pero tú tranquila porque ya vendrá el señor". Yo llamé a toda mi familia cuando él me dijo eso. Tomé un micro y cuando llegué escuchaba que la gente decía arriba hay dos y ya no tenía fuerzas para nada. Luego, lo llamé y solo me dijo: Mamá cuídate, ya no me llames. Ahí supe que iba a morir", cuenta Bertha Villalobos.

Es probable que el sufrimiento de la familia de Jorge Luis y de Jovi nunca cese, pero el dolor y la indignación que sienten por sus muertes, sí. Ellos esperan que el Poder Judicial no reduzca las condenas impuestas a Jonny Coico Sirlopu y Vilma Zeña Santamaría, acusados como responsables de las muertes de los jóvenes. Ambos han apelado la sentencia que los condena a 35 y 32 años de prisión, respectivamente. 

El proceso

El pasado 28 de junio, un poco más de un año después del incendio en Las Malvinas, el 46° Juzgado Penal de la Corte Superior de Justicia de Lima condenó a Jonny Coico Sirlopu por el delito de trata de personas agravada con fines de explotación laboral y esclavitud y otras formas de explotación laboral en agravio de Jorge Luis, Jovi y tres trabajadores más, y por el delito de trata de personas agravada con fines de explotación laboral y esclavitud y otras formas de explotación laboral con subsecuente muerte en agravio de Jorge Luis y Jovi.

En la sentencia, los jueces determinaron que Coico cometió el delito de trata de personas porque captó a las víctimas aprovechándose de su vulnerabilidad ya que estaban buscando trabajo por la precaria situación económica que atravesaban. Así argumentaron los jueces el delito que se le atribuye a Coico:

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La sentencia también es firme al asegurar que Jonny Coico Sirlopu obligó a los jóvenes a trabajar en condiciones de esclavitud "privándolos de su libertad durante toda su jornada laboral y como consecuencia de ello se produjo el fallecimiento de Jorge Luis y Jovi, producto de un incendio del cual no pudieron escapar por encontrarse precisamente encerrados con candado".

Estas estructuras metálicas, según los comerciantes de la zona, tienen menos de un año de antigüedad. En estos depósitos habrían estado trabajando personas encerradas y sin permiso para salir a comer. (Foto: Paolo López)
Estas estructuras metálicas, según los comerciantes de la zona, tienen menos de un año de antigüedad. En estos depósitos habrían estado trabajando personas encerradas y sin permiso para salir a comer. (Foto: Paolo López)

Acá lo que corroboraron algunos de los testigos de la fiscalía:

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Este es uno de los últimos chats que Jorge Luis tuvo desde la galería cuando se producía el incendio. Estas pruebas son mostradas por la familia para que se vea lo que ocurrió ese día.

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La familia de Jorge Luis también ha proporcionado este video enviado por él desde la galería cuando ocurría el incendio en Las Malvinas.

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Para esta fecha, Coico ya estaba preso cumpliendo los 9 meses de prisión preventiva que le dictaron en julio del 2017. Sin embargo, su esposa Zeña Santamaría no se hizo presente a la lectura de la sentencia por lo que se ordenó su ubicación, captura y reclusión en un centro penitenciario. La defensa de ambos sentenciados apelaron la sentencia.

"Pedimos justicia"

La preocupación de los familiares de Jorge Luis y Jovi ha aumentado desde el pasado 2 de abril, día en que se realizó la audiencia oral de la apelación de ambas sentencias.

Ese día, en el penal de Lurigancho, Jonny Coico Sirlopu, alegó inocencia en todo momento respecto al delito de trata de personas, y aseguró que por último solo asumiría un homicidio culposo, y que su co procesada y pareja Vilma Zeña Santamaría, no tenía nada que ver, por lo que deberían sacarla del proceso, y que la muerte de las víctimas fue culpa del que provocó el incendio. Además, culpó a los bomberos de la muerte de los jóvenes.

Este es un extracto de su declaración ante los vocales Egoavil Abad (presidente); Ventura Cueva y Carlos Escobar Antezano de la Cuarta Sala Penal de Reos en Cárcel:

"Es un hecho fortuito, porque todos trabajaban por horas. Nunca hubo trata, yo no provoqué el incendio. Los bomberos no quisieron dejar ingresar a las 2 p.m. , pero sí a las 5 p.m. cuando hubo prensa. (...) El jefe de bomberos no quiso rescatarlos, yo me pregunto todos los días, por qué si estando a punto de rescatarlos, el jefe de los bomberos no aceptó. Estoy arrepentido de lo que ha pasado, yo he dado la cara a los familiares. La prensa me ha sentenciado, me ha condenado, me considera un monstruo"

La defensa de Coico asegura que jamás desplegó conducta alguna de captación, sino que más bien los jóvenes llegaron por recomendación de terceros y que, pese a ello, se le ha condenado por del delito de trata de personas,lo que "afecta la garantía constitucional a la presunción de inocencia".

Además, afirman que se vulnera el principio de culpabilidad al condenar a Coico por el incendio que fue el que generó la muerte de los agraviados; siendo incluso que este responsable viene actualmente siendo procesado. Asimismo, sostiene que la condena se ha fundado "en grado decisivo" sobre la base de información producida por testigos con identidad reservada. 

Ante esto, la defensa de Coico ha solicitado que se absuelva de los cargos y se le culpe por el delito de homicidio culposo por los fallecidos, y en caso que la sala declare NULO lo actuado, se realicen las actuaciones probatorias que nunca se hicieron.

La Fiscalía Superior Especializada en Delitos de Trata de Personas ha sido firme en pedir que se reafirme las sentencias para ambos procesados y se pague la reparación civil para ambas familias ( S/469 mil 200 y S/ 459 mil). 

La sala deberá decidir esta semana si da conformidad a la apelación de Coico y su esposa o reafirma la sentencia dictada para ambos.

"A nosotros no nos interesa el dinero, ellos ni perdón nos han ofrecido, ni se han acercado para darnos el pésame, nosotros pedimos justicia, es todo lo que queremos", reitera Bertha Villalobos.

El próximo 8 de mayo, Jorge Luis cumpliría 21 años. Su familia, como ya ha hecho costumbre, irá a celebrar su santo al cementerio. "Es lo único que nos queda", dicen.

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