Teatro. “Afuera”, escrita y dirigida por Jorge Bardales, se sitúa en una Lima postapocalíptica. Son pocos los humanos que sobreviven a la escasez de comida y a la presencia de criaturas que los acechan hambrientas. Para contar esa realidad, la sala Quilla –espacio barranquino de aspecto industrial que antes tuvo otros nombres– se presta para crear el ambiente adecuado, aunque quizás por sus dimensiones, la tensión que podría crearse se evapora rápidamente.
Se trata de una propuesta hasta cierto punto novedosa para el circuito local, heredera de esas comedias negras de los 2000 (como “El despertar de los muertos”, de Edgar Wright, o “Zombieland”, de Ruben Fleischer), que combinan los diálogos astutos con bromas bobas y mucha ironía. El libreto de Bardales, sin embargo, no puede tomar cuerpo por varios asuntos. El primero es la dicción varios miembros del elenco y el uso errático de las armas (¿será un ‘gag’?). El segundo es la graduación inexacta de volúmenes (tanto de las voces de los intérpretes como de otros sonidos que se programan desde la cabina), que impiden justamente escuchar a los personajes.
Le juega en contra también el primer acto. “Afuera” es un cortometraje devenido en obra de teatro, y quizás allí se origine el asunto: ver sobre el escenario a dos personas sentadas/arrodilladas en videollamada por 20 minutos es demasiado. En el texto puede funcionar, quizás en una pantalla también, pero aquí merece otros recursos que hagan verosímil el vínculo entre Valeria (Yamile Caparó), la protagonista, y Piero (Dante del Águila). Habría también que dar más información al público sobre el personaje español: no hay ningún problema con la actuación del Comandante (Marcos García-Tizón), solo que las explicaciones de su acento son insuficientes y, por tanto, el cásting parece gratuito. Tampoco queda claro por qué, si el montaje hace bien al no mostrar a los monstruos, rompe con su regla, así como otros asuntos de continuidad (por ejemplo, en el último acto y sin tener en consideración la distancia, el peligro, la ausencia del auto o la presencia de puertas, los personajes casi que se teletransportan hacia otro lugar).
Como contrapeso, el trabajo de Samoa Nella Álvarez, encargada de la dirección de arte y escenografía (aunque tal como están dispuestos ciertos elementos a veces se interrumpe la vista), y la performance de Pilar Núñez (a quien hace poco vimos en “La omisión de la familia Coleman” de La Plaza) como la Vieja.
Bardales toma de videojuegos y otras narraciones de ciencia ficción ideas y recursos para contar “Afuera”. Se anima a romper el statu quo de la escena limeña –y sus recurrentes historias importadas o tradicionales por su propuesta dramática– y propone un texto que, a pesar de ciertos detalles, es refrescante. También da señales de ser un director que se anima a utilizar todo el espacio disponible, como cuando los personajes viajan desde Lima hacia el Callao en un dispositivo colocado al costado del escenario. A lo “Mad Max”. Aun así, este es un montaje errático que no logra sostener la convención. Habrá que ver cuál será su siguiente propuesta.
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