En algún lugar entre las antiquísimas cimas de los montes Apalaches y los casquetes helados de las Montañas Rocallosas canadienses se encuentra el “corredor de los tornados”, un pasillo meteorológico que es excepcionalmente susceptible a estos violentos fenómenos del clima.
Cada primavera y verano, cuando el aire cálido del ecuador se encuentra con el aire frío del norte, los habitantes de las Grandes Llanuras del centro de Estados Unidos se enfrentan al desafío de la temporada de tornados: columnas arremolinadas de vientos de 480 kilómetros por hora que aparecen sin previo aviso y arrasan poblados enteros, lanzan autos por el aire y convierten los escombros de su destrucción en misiles letales.
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Hace unos días una ciudad en el corazón de esta zona de peligro ha recibido un golpe directo: el jueves 15 de junio por la noche, un tornado arrasó Perryton, Texas. Hirió a 75 personas y mató a 3.
Las investigaciones más recientes sugieren que incidentes similares se volverán más comunes en EE.UU.
Aunque los estados centrales actualmente son testigos de más tornados que cualquier otro lugar, en el futuro, la principal área de peligro también podría incluir el sureste del país.
De hecho, el "corredor de los tornados" se está ampliando.
"Corredor de los tornados" no es una expresión científica. Fue inventada por dos meteorólogos de la Fuerza Aérea de EE.UU. en la década de 1950 para referirse al clima severo en Texas y Oklahoma.
Los límites de esta zona son muy variables, y algunos mapas sugieren que se extiende tan al norte como las Dakotas y tan al sur como Illinois e Indiana.
Sin embargo, por lo general es sinónimo de las Grandes Llanuras y normalmente incluye estados como Texas, Oklahoma, Nebraska y Kansas.
No es casualidad que la clásica historia infantil "El mago de Oz", en la que (alerta de spoiler) un tornado arranca la solitaria casa de campo de Dorothy y la mueve con un cuidado inusual, esté ambientada en Kansas.
EE.UU. registra unos 1.200 tornados cada año, lo que provoca un promedio de 71 muertes y daños por cientos o incluso miles de millones de dólares.
La mayoría ocurre en el corredor de los tornados, aunque no todos.
A fines de marzo y principios de abril, una serie de tornados arrasó el centro y sureste del país, lo que obligó a los habitantes a refugiarse detrás de colchones, dentro de armarios e incluso dentro de las bañeras (una pareja se estaba refugiando en la suya cuando se levantó del suelo).
El año pasado, científicos de la City University de Nueva York anunciaron un desarrollo inesperado. El corredor de los tornados, con su dudoso perímetro geográfico, ha ido migrando.
Entre las décadas de 1950 y 1980, estos fenómenos meteorológicos respetaron ampliamente los límites clásicamente aceptados.
Pero en las últimas tres décadas, el país ha experimentado un cambio radical, hallaron los investigadores, con mayor frecuencia de tornados a cientos de kilómetros de distancia, en el sureste y el corredor Dixie, una región del sur de EE.UU. con un historial de tornados particularmente violentos.
Hoy se cree que los tornados pueden estar ocurriendo con menos frecuencia en las Grandes Llanuras, según otro artículo.
Al mismo tiempo, las grandes irrupciones de tornados se han vuelto más comunes en Alabama, Tennessee y Kentucky.
No está claro por qué se ha producido esta transición hacia el sureste.
Los investigadores de la City University de Nueva York sugirieron que podría deberse a una combinación de condiciones locales, tales como temperaturas cálidas y el impacto de los huracanes, que se han relacionado tentativamente con tornados en el pasado.
Esto plantea la interrogante de si el cambio climático puede también ser en parte responsable.
La mayoría de los tornados tienen su origen en "supercélulas": vastos discos grises de nubes que se ciernen sobre el paisaje como naves extraterrestres.
La mayoría de las veces se manifiestan como tormentas comunes, alimentadas por corrientes cálidas y húmedas desde el suelo.
Pero en ocasiones estas columnas de aire comienzan a girar y forman un tubo invisible de aire dentro que gira horizontalmente.
Nadie sabe por qué, pero estos pueden volverse "inclinados", lo que los convierte en los vórtices verticales de destrucción que conocemos como tornados.
Debido a que los tornados prosperan con el calor, se cree que el cambio climático podría estar aumentando su frecuencia en algunas zonas, tal vez incluso en el sureste de EE.UU., aunque esto aún no se ha estudiado.
Sin embargo, el vínculo entre estos fenómenos meteorológicos extremos y el cambio climático es muy complejo y la ciencia está lejos de una certeza.
La evidencia de que los tornados se han vuelto más comunes en general también es limitada.
Aparentemente, el “corredor de los tornados” está en movimiento, pero aún está por verse por qué sucede esto y dónde puede terminar.