Un bombero habla por radio mientras las llamas del incendio Hughes queman la ladera de Castaic, un barrio del noroeste del condado de Los Ángeles, California, el 22 de enero. (Foto: AFP)
Un bombero habla por radio mientras las llamas del incendio Hughes queman la ladera de Castaic, un barrio del noroeste del condado de Los Ángeles, California, el 22 de enero. (Foto: AFP)
/ APU GOMES
Milagros Asto Sánchez

lucha para contener los enormes incendios forestales que devastan el sur del estado desde hace tres semanas. Sin embargo, el miércoles 22 se desató un nuevo foco de emergencia que complica más la titánica labor de los bomberos. Según los expertos, las llamas que se ven en estos incendios consumen aproximadamente 14 hectáreas de terreno por minuto, lo que obliga a actuar con extrema celeridad en medio de condiciones climáticas adversas.

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Al menos 28 personas han muerto y más de 14.000 estructuras han quedado destruidas desde que los incendios de Palisades y Eaton comenzaron el 7 de enero. Los bomberos aún trabajan para controlar el fuego. Para la noche del miércoles 22, cerca de 14% del incendio Hughes había sido contenido, señala la agencia AP.

Los catastróficos incendios, formados por más de 200 focos de fuego, han arrasado en conjunto más de 16.000 hectáreas de terreno y han obligado a la evacuación de más de 150.000 personas.

El nuevo incendio se desató la mañana del miércoles al norte del condado de Los Ángeles. Bautizado como Hughes, arrasó unas 2.000 hectáreas en menos de dos horas tras propagarse con rachas de viento que alcanzaron hasta 100 kilómetros por hora. Al finalizar el día, más de 50.000 personas se encontraban bajo órdenes o advertencias de evacuación.

Aunque la región estaba bajo advertencia de bandera roja, los vientos no eran tan rápidos como cuando los incendios más grandes comenzaron. Esto permitió a los aviones de extinción de incendios arrojar decenas de miles de litros de retardante de fuego.

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Las autoridades siguen preocupadas de que los incendios de Palisades y Eaton, que ya se encuentran entre los más destructivos en la historia de Los Ángeles, pudieran romper sus líneas de contención mientras los bomberos continúan vigilando los lugares críticos.

Los vehículos de emergencia están al costado de la carretera mientras las llamas del incendio Hughes suben la colina en Castaic, un vecindario del noroeste de Los Ángeles, California, el 22 de enero de 2025. (Foto de Frederic J. Brown / AFP)
Los vehículos de emergencia están al costado de la carretera mientras las llamas del incendio Hughes suben la colina en Castaic, un vecindario del noroeste de Los Ángeles, California, el 22 de enero de 2025. (Foto de Frederic J. Brown / AFP)
/ FREDERIC J. BROWN

“Los bomberos han logrado avances en la contención de los incendios desde que los vientos comenzaron a amainar hace más de una semana, pero la región sigue corriendo un alto riesgo de incendios forestales, y la amenaza se ve agravada por la baja humedad”, señala el diario “The New York Times”.

Ambiente seco, vientos fuertes y poca agua

Los incendios forestales en California son difíciles de contener debido a una combinación de condiciones: la baja humedad, la vegetación extremadamente seca y los fuertes vientos.

Al anunciar la advertencia de bandera roja para la zona más afectada, el servicio nacional de meteorología de Estados Unidos advirtió que el ambiente seco y los vientos fuertes mantendrán “niveles críticos” para el sur de California hasta el final de esta semana.

La causa principal de la extensión tan voraz de los fuegos son los llamados vientos de Santa Ana, conocidos como catabáticos, incluso de más de 150 kilómetros por hora, y que son corrientes de aire recalentado que soplan desde el interior del continente hacia la costa de California contribuyendo a expandir el fuego sin control.

Los incendios han arrasado en varias zonas de California (Foto: AFP)
Los incendios han arrasado en varias zonas de California (Foto: AFP)

Para empeorar aún más la situación, California es una de las regiones del mundo que tardan más en recuperarse de los incendios y sequías, según una investigación publicada recientemente en Nature Climate Change que ha analizado datos satelitales de más de tres décadas (1982-2018) en todo el mundo para estudiar la evolución de los bosques tras los incendios.

El estudio, que ha contado con la participación del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) español, que hay tres factores clave que determinan si el ecosistema resurge entre las cenizas o no: la disponibilidad de agua, la radiación solar y la alta biodiversidad.

La necesidad de agua que existe tras un incendio será más difícil de satisfacer si la zona en cuestión tiene altos niveles de radiación, es decir enfrenta más calor.

La conclusión es que los ecosistemas más vulnerables se encuentran en las regiones más secas y áridas del planeta, como algunas zonas del oeste de Norteamérica -como California-, el sur de Europa, Eurasia central, Australia o África meridional, explica la agencia Efe.

Una nueva amenaza

La recuperación de las zonas más afectadas de Los Ángeles, incluso de aquellas donde el fuego ya está contenido, enfrenta otro problema: la lluvia.

Las autoridades han previsto lluvias para este fin de semana y, si bien podrían ayudar a atenuar el fuego, también podría propiciar inundaciones cargadas de cenizas y escombros, señala “The New York Times”.

Un bombero monitorea la propagación del incendio Auto en Oxnard, al noroeste de Los Ángeles, California, el 13 de enero de 2025. (Foto de ETIENNE LAURENT / AFP)
Un bombero monitorea la propagación del incendio Auto en Oxnard, al noroeste de Los Ángeles, California, el 13 de enero de 2025. (Foto de ETIENNE LAURENT / AFP)
/ ETIENNE LAURENT

En diálogo con ese medio, Ryan Kittell, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional en Los Ángeles afirmó que “siempre que hay una zona quemada, la tierra es más susceptible a lo que se llama flujo de escombros” y explicó que “se necesita menos lluvia para provocar una inundación, y arrastra no solo agua, sino también mucho barro, árboles, ramas y rocas”.

Las autoridades de Los Ángeles comenzaron a prepararse para la posible lluvia mientras autorizaban que algunos residentes volvieran a las áreas carbonizadas de Pacific Palisades y Altadena. Se esperaba que pudiera llover a partir del sábado, según el Servicio Meteorológico Nacional.

“Se pronostican lluvias y la amenaza de flujo de lodo y escombros en nuestras comunidades afectadas por el fuego es real”, dijo la supervisora Kathryn Barger el miércoles por la mañana en una conferencia de prensa.

Los equipos de bomberos llenaban sacos de arena para las comunidades mientras los trabajadores del condado instalaban barreras y limpiaban tuberías de drenaje y cuencas.

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