El millonario empresario está cada vez más cerca de regresar al Palacio de la Moneda. En su campaña, Sebastián Piñera ha prometido ajustar el gasto público y detener el estancamiento económico. (Foto: Reuters)
El millonario empresario está cada vez más cerca de regresar al Palacio de la Moneda. En su campaña, Sebastián Piñera ha prometido ajustar el gasto público y detener el estancamiento económico. (Foto: Reuters)
Gisella López Lenci

A diferencia del Perú, los chilenos no caminan al borde del abismo cada vez que hay una elección presidencial. Más bien, siguen una ruta previsible. Como ocurre desde el 2010, es casi seguro que pronto veamos a los dos mismos personajes intercambiando la banda presidencial: Michelle Bachelet y .


Pero esta vez no será Bachelet quien la reciba. Las encuestas indican que el millonario empresario de derecha tiene todas las posibilidades de ser nuevamente presidente de Chile.

Sin embargo, el camino tampoco es tan sencillo. El próximo domingo, los chilenos irán a las urnas, pero el desinterés hacia estas elecciones prevé un marcado ausentismo en un país donde el voto es voluntario. Los sondeos dicen que Piñera tiene un 42% de las preferencias, lo que no lo coloca como ganador en primera vuelta, por lo que todo se podría definir recién el 17 de diciembre.

Su más seguro contrincante será el senador Alejandro Guillier, de la coalición oficialista Nueva Mayoría –la otrora Concertación chilena–, que tiene el 22% de los votos. Guillier dio el salto a la política tras más de tres décadas dedicadas al periodismo. En tercer lugar, está la también periodista Beatriz Sánchez, del izquierdista Frente Amplio, con 19%.

Para el analista político Rodrigo Osorio, de la Universidad de Santiago, “la elección está relativamente resuelta”. “Habría una segunda vuelta, que también ganaría Piñera”, dijo a la AFP.

Piñera dejó la presidencia el 2014 con un margen de aprobación del 50%, nada mal para alguien que tuvo que lidiar con inmensas marchas estudiantiles, que lo pusieron en jaque durante varios meses del 2011.

En estos cuatro años, durante el segundo mandato de Michelle Bachelet, Piñera supo sacar provecho del marginal crecimiento económico del país, y de las denuncias de corrupción del círculo familiar de la mandataria. Fue candidato a la reelección desde el día que dejó el Palacio de la Moneda y ahora vuelve con la receta para sacar a Chile del estancamiento.

—Las propuestas—

El empresario, candidato de la coalición Chile Vamos, ha presentado un plan de gobierno que alcanza un costo fiscal de 14 mil millones de dólares, los cuales se financiarán en buena parte con un prometido recorte del gasto público. “Vamos a tener estrictas medidas de austeridad fiscal y un programa de reducción de gastos innecesarios”, ha dicho.

Su rival, Guillier, ha contraatacado señalando que el derechista piensa acabar con los programas sociales impulsados por Bachelet, mientras que miembros del Gabinete han denunciado que muchas de las promesas de Piñera ya forman parte de las políticas de Estado.

Durante su mandato, Bachelet impulsó una serie de reformas –educativa, tributaria, constitucional–, pero cuyos resultados aún no son percibidos por el grueso de la población. Piñera –ingeniero comercial y máster en Economía de la Universidad de Harvard, con una fortuna estimada de US$2.700 millones– ha señalado que su objetivo es corregir esas reformas “para construir un país desarrollado, más libre, justo y sustentable”.

Piñera también ha anunciado que revisará la ley de despenalización del aborto en tres causales, aprobada hace unos meses por el propio Tribunal Constitucional, y se ha mostrado en contra del matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo, una propuesta impulsada por Bachelet pero que sigue estancada en el Congreso.

—Desinterés ciudadano—

Aunque parece que las cartas ya están echadas a favor de Piñera, el principal rival de los candidatos será la apatía de los chilenos hacia estas elecciones, que no han despertado mayor entusiasmo entre los ciudadanos. “La participación será clave para los resultados”, ha explicado María Luisa Puig, del Grupo Eurasia para Latinoamérica.

Según un sondeo de la firma CEP, el 58% de la población no simpatiza con ninguna de las principales coaliciones.

De darse el escenario de la segunda vuelta, la izquierda tendrá que hacer un esfuerzo por unirse para enfrentar mejor parada a Piñera en diciembre, y no aparecer fracturada como lo está actualmente. De los ocho candidatos en liza, seis representan a este espectro político, lo que ha puesto en evidencia la disgregación del voto.

Además, de los 14 millones de chilenos aptos para sufragar, se calcula que solo lo harían seis millones. Una cifra que debilita aun más a la izquierda, pues en Chile tradicionalmente el votante de derecha suele ser más disciplinado y sí acude a las urnas.

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