Toma de protesta de AMLO: El nuevo populismo mexicano. (EFE).
Toma de protesta de AMLO: El nuevo populismo mexicano. (EFE).
Gisella López Lenci

Desde hoy, Andrés Manuel López Obrador () es oficialmente el presidente de . Pero tras una larga transición de cinco meses, y la retirada progresiva de del ojo público, pareciera que ya ejerce el cargo desde el 1 de julio, cuando fue electo con el 53% de los votos.

Pero no solo él. El nuevo Congreso, donde tiene mayoría simple, asumió sus funciones en setiembre, dándole respaldo a varias de sus iniciativas.

AMLO se pone la banda presidencial con unas expectativas muy altas, sobre todo por la batería de promesas que hizo en la campaña donde ofreció combatir nada menos que la corrupción y la inseguridad, dos de los problemas que más preocupan a los mexicanos.

Sin embargo, desde antes de jurar el cargo empezó a desgastarse políticamente. En estos cinco meses, su aprobación ha caído nueve puntos, de un 64,6% en agosto pasado a 55,6% en noviembre.

“En esta larga transición han sucedido muchísimas cosas. AMLO no solo va a juramentar, sino pareciera que va a presentar su primer informe de gobierno, porque prácticamente ya ha estado gobernando”, comenta a este Diario el analista político mexicano Alberto Aziz Nassif.

“Casi todos los días hay un anuncio, algún nombramiento, algún proyecto o suerte de iniciativa”, prosigue.

Haciendo uso de la democracia participativa y de su particular estilo populista, AMLO ya ha sometido a consulta popular una serie de proyectos de distinta envergadura, desde la construcción de inmensas obras de infraestructura hasta el aumento de la pensión para ancianos y la oferta de Internet gratuito.

“El presidente Peña Nieto le dejó al presidente electo definir la agenda en estos cinco meses de una manera nunca antes vista. El factor definitivo ha sido que AMLO tiene mayoría en ambas cámaras del Congreso”, señala a El Comercio Gerardo Rodríguez, académico e investigador de la Universidad de las Américas Puebla.

El primer referéndum, que ha sido el más polémico, determinó la cancelación de la construcción del nuevo aeropuerto internacional de México, en Texcoco, un proyecto de 13.300 millones de dólares que buscaba reemplazar al viejo terminal de la capital, y en el que ya se habían gastado 3.000 millones de dólares.

A través de un referéndum, AMLO canceló la construcción del nuevo aeropuerto internacional de México, en Texcoco. (AFP).
A través de un referéndum, AMLO canceló la construcción del nuevo aeropuerto internacional de México, en Texcoco. (AFP).

Igualmente, congresistas de su partido lanzaron propuestas legislativas como la eliminación de comisiones bancarias y la revisión de contratos petroleros, algo que prendió las alarmas y que ya provocó consecuencias.

Desde julio, la bolsa mexicana ha caído 14%, algo no visto en siete años, mientras que el peso se ha depreciado casi en un 2%.

“El presidente electo ya tuvo un desgaste político en el ejercicio del poder, y solo en la transición, algo inédito”, señala Rodríguez. Antes de que ejerza plenamente el poder, el Banco de México ya dijo que hay incertidumbre sobre la política económica del nuevo gobierno y sus efectos sobre “la actividad económica y la capacidad del país para generar un ambiente de confianza propicio para la inversión”.

Sin embargo, AMLO ha hecho oídos sordos a las críticas.

“Ya comenzamos a cambiar las cosas, esto produce nerviosismo, pero no hay nada que temer; el cambio va a ser ordenado, profundo pero pacífico”, ha dicho el líder izquierdista para intentar calmar a los inversionistas.

—Concertación—

En estos meses de transición, AMLO ya se dio cuenta de que aunque tenga mayoría en el Congreso, deberá tener la suficiente muñeca para poder conseguir los cambios que ha prometido y no quedar en la historia mexicana como un presidente que volvió a fallar. Por eso, va a tener que negociar con la oposición para poder hacer las reformas a la Constitución que busca, y para las que necesita dos tercios de los votos, que no los tiene.

Así, deberá convertirse en un malabarista para implementar la fuerte agenda social que ha prometido, luchar contra la corrupción y la inseguridad, y no decepcionar a los inversionistas. “Me va a alcanzar el presupuesto y no vamos a aumentar impuestos”, sostiene. ¿Pero le saldrán las cuentas?

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LOS RETOS DEL NUEVO SEXENIO

INSEGURIDAD

AMLO ha prometido crear la Guardia Nacional, que estará formada por 83.000 agentes de la policía militar, naval y federal para combatir la inseguridad, tanto del crimen organizado como de la delincuencia común. El año pasado hubo 25 mil homicidios dolosos. Para ello necesitará reformar la Constitución.

AUSTERIDAD

El nuevo presidente ha prometido recortarse el sueldo en un 60%, y pasará a ganar US$5.700 mensuales, de los US$14 mil que percibía Peña Nieto. También anunció que reducirá a la mitad los salarios de los funcionarios que perciban más de 52.000 dólares al año. Tampoco vivirá en la residencial de Los Pinos.

CORRUPCIÓN

En campaña, AMLO prometió que acabaría con la corrupción y la impunidad. De hecho, muchos mexicanos votaron por él debido a este compromiso. Pero hace unas semanas dijo que no se iba a “empantanar” en perseguir a políticos corruptos, aunque aclaró que no detendría ninguna investigación judicial.

RELACIÓN CON EE.UU.

AMLO llega al gobierno con un problema sin resolver: la caravana de migrantes centroamericanos que espera ingresar a EE.UU., lo que podría marcar su relación con Donald Trump. Un buen antecedente es que el equipo de transición formó parte de las negociaciones para la firma del nuevo tratado de libre comercio.

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