"Cuando se trata de hablar del bien de todos los peruanos nos unimos y sacamos lo mejor de nosotros. Y por qué no hacer de estos valores, actitudes y conductas demostrados parte de nuestro día a día sin tener que estar sufriendo un fenómeno natural".
"Cuando se trata de hablar del bien de todos los peruanos nos unimos y sacamos lo mejor de nosotros. Y por qué no hacer de estos valores, actitudes y conductas demostrados parte de nuestro día a día sin tener que estar sufriendo un fenómeno natural".
Marilú Martens

En esta primera semana de , en uno de los mensajes a la nación del presidente de la República, oímos que este agradecía y felicitaba la respuesta positiva de la ante las medidas tomadas en el estado de emergencia nacional. Una vez más la crisis nos demuestra que podemos diferir en muchas cosas, pero cuando se trata de hablar del bien de todos los peruanos nos unimos y sacamos lo mejor de nosotros. Y por qué no hacer de estos valores, actitudes y conductas demostrados parte de nuestro día a día sin tener que estar sufriendo un fenómeno natural como El Niño costero en el 2017 o esta actual pandemia del COVID-19 en el 2020. Cómo podemos lograrlo, en quién cae la responsabilidad de desarrollar en nosotros lo que nos define como personas de bien.

En nuestra vida cotidiana, demostramos la calidad de nuestros valores en cada decisión que tomamos o en cada acción que realizamos, y estas las demostramos en eventos familiares, reuniones de trabajo, cruzando una pista o haciendo una llamada telefónica. En las escuelas, podemos poner mucho esfuerzo en dictar cursos sobre cuáles son los valores y las responsabilidades de un ciudadano, pero esto no va a servir de nada si con el ejemplo transmitimos que aquellos no se tienen que cumplir. Esta demostración de valores, o la falta de ellos, es siempre una cátedra para nuestros hijos, estudiantes o compañeros de trabajo, que así aprenden cómo ser mujeres y hombres, ciudadanos, personas. ¿Quién debe enseñar valores? Todos. ¿Cómo? Con el ejemplo.

Muchas veces se ha puesto en tela de juicio el curso de Educación Cívica en los colegios, pero antes de discutir sobre este, les propongo que llevemos nuestros días como si fuéramos a ser utilizados como ejemplo dentro de un curso sobre valores. En el día a día, la mayoría de veces hacer el bien es más costoso, toma más tiempo o requiere mayor tolerancia, paciencia y perseverancia. Muchas veces es más fácil no hacer el bien y, por eso, vemos una tendencia hacia ello. Pensemos que nuestras acciones dictarán lo que se convierta en la norma para los demás: si debatimos ideas distintas a las nuestras con burla o agresividad, nadie guardará respeto por nuestras ideas ni las de otros; si evitamos pagar algún impuesto para ahorrarnos algo de dinero, el Estado nunca más recibirá ni un sol y quebrará; si guardamos prejuicios sobre personas distintas a nosotros, nuestros hijos también serán encasillados y discriminados por cómo son; si nos hacemos los vivos y salimos durante esta cuarentena en el marco de una emergencia nacional, seremos vehículo de contagio y no saldremos de esta crisis. Si en nuestras decisiones preferimos lo conveniente sobre lo que sabemos que está bien, no habrá que sirva para que los demás hagan el bien.

Vivimos en tiempos de política y debates polémicos, en los que –como debe ser en democracia– tenemos desacuerdos y a veces olvidamos que tenemos importantes coincidencias. Hoy demostramos, una vez más, que enfocarnos en las coincidencias nos permite construir un camino exitoso que nos lleva por la senda del bien común, y se logra desarrollo en una sociedad justa y moderna. Desde donde nos toque estar a cada uno, hoy y en los años por venir, le debemos a nuestro país y a las generaciones venideras la construcción de un suelo firme para andar. Procuremos que las niñas, niños y jóvenes del Perú crezcan en un país de estructuras sólidas en valores éticos y que estas no solo se puedan evidenciar ante un próximo temblor.

Comprometámonos a que en nuestras acciones del día a día seamos, con la autoridad de quien es consecuente con su discurso, ejemplo del libro para ese curso en valores ciudadanos y civismo que tanto quisiéramos y reclamamos que se dicte en las aulas de nuestro país.

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