En el aniversario 486 de su fundación española, Lima sigue siendo el gran crisol en donde se mezclan los peruanos de todos los orígenes y generaciones. Y se sigue creando allí el futuro de una cultura peruana integral.
¿Lima es una mezcla del Perú? Sí, pues en el 2022 es muy difícil encontrar algún habitante de Lima que no tenga alguna raíz provinciana reciente: padre o abuelo huanuqueño, arequipeño o piurano, entre otros. Y esta mezcla se encontrará, sobre todo, en las nuevas Limas –ex “conos”, nombre contra el que luchamos mucho tiempo–, en donde viven dos de cada tres capitalinos.
Allí vive una primera generación de nuevos limeños. Ellos son migrantes que desde hace 70 años, obligados por la pobreza y el terrorismo, empezaron a dejar sus pueblos. Esta generación de “pioneros” sufrió para asentarse, conservó sus costumbres provincianas, se juntó en clubes de su terruño y cantó con artistas vernaculares, como Flor Pucarina o Jilguero del Huascarán, siempre soñando con regresar a su pueblo.
Le sigue una generación bisagra, que hoy tiene entre 40 y 60 años, y que creció sintiendo el rechazo y, a la vez, la atracción de la ciudad. Bisagra de culturas porque escuchó los huainos de sus padres junto con la música tropical citadina y creó así la cultura chicha, nombre que asumió orgullosamente. Y que lo expresó con Chacalón, los Shapis, su cocina y su gráfica multicolor sobre fondo negro en papel reciclado.
Luego está el grupo más grande de Lima, el de quienes hoy tienen entre 20 y 40 años. ¿A qué club irían: al de Junín del abuelo, al ancashino de la mamá o al pucallpino y puneño de los padres de su pareja, cuando ambos se sienten capitalinos de pleno derecho? Muchos de estos “neolimeños”, gracias al trabajo de sus ancestros, vieron romperse símbolos que dividían a las periferias del centro, como educación superior, movilidad propia y comunicación con el mundo. Y se expresan con techno, salsa, pop, huaino, pandilla, rap en inglés y castellano, Instagram, Facebook y otras mezclas. Sin duda, lejos de los estereotipos de los pobres extremos que nos llegan del pasado.
Al lado de estas tres generaciones de limeños migrantes hay una minoría de limeños “clásicos” (“mazamorreros” no todos de morada, sino también de chuño, de yuca etc., porque el mestizaje está en todas partes). Personas que se sentían dueñas de la ciudad, pero que, casi sin darse cuenta, están reconociendo que no es cierto.
En fin, junto con la evolución de la estera al ladrillo y a la casa de tres pisos, con las mezclas sociales desaparecerán las diferencias entre Limas. Y así, en la ciudad de los Reyes, de los Chávez, los Quispe, tendremos el tronco de una cultura peruana integral. ¡Feliz aniversario, Lima! Que tengan una gran semana.
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