"Ser mujer, ser negra, ser humana", por Salvador del Solar
"Ser mujer, ser negra, ser humana", por Salvador del Solar
Salvador del Solar

A comienzos de junio apareció en la portada de la revista Vanity Fair una mujer hasta entonces conocida por ser un hombre llamado Bruce Jenner. Para algunos, la imagen no muestra más que a un tipo detrás de una fachada femenina. Para Jenner, en cambio, la foto no oculta su naturaleza, sino que revela, más bien, su verdadera identidad.

¿Quién protagoniza la foto, entonces? ¿Un hombre disfrazado de mujer o una mujer que emerge del cascarón de un hombre? “Llámame Caitlyn”, indica la leyenda en la carátula, invitándonos a decir la palabra que romperá —o activará— el hechizo. Porque, ya lo sabemos, es preciso pronunciar en voz alta un nombre para consumar un bautizo.

El pedido no es caprichoso. Es, en realidad, indispensable. Porque, aunque no reparemos con frecuencia en ello, lo único a lo que le reconocemos existencia en este mundo es a lo que designamos con un nombre. Cuál resulta aplicable y atado a qué significado, he ahí la cuestión; he ahí, tantas veces, la batalla.

Como en el caso de Rachel Dolezal, la mujer que esta semana acaparó la atención de los medios en Estados Unidos al descubrirse que, a pesar de llevar ya algunos años presentándose y siendo reconocida como una mujer negra, nació en realidad tan blanca como Hillary Clinton.

Dolezal fue modificando su apariencia con los años y se valió de algunas mentiras para consolidar su imagen de mujer afro. Pero no ha sido ajena a la experiencia afroamericana.

Creció en una familia que adoptó a cuatro niños negros que tuvo por hermanos, estudió en una universidad de alumnado predominantemente afroamericano, se casó con un hombre de color con el que tuvo un hijo, ha sido integrante y dirigente de la representativa Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color y, no menos importante, dice identificarse a sí misma como una mujer negra.

¿Es negra Rachel Dolezal? ¿Es mujer Caitlyn Jenner? Quienes rechazan esta posibilidad suelen recurrir a la naturaleza como principal argumento: ella “hizo” tan hombre a Jenner, como blanca a Dolezal, fin de la discusión. Y uno podría decir que tienen toda la razón —si no fuera porque estamos hablando de personas y no de minerales—.

Nuestra identidad, sin embargo, aquello que conforma todo lo que somos, es algo bastante más complejo que un inapelable veredicto de la naturaleza. ¿Qué nos hace peruanos, por ejemplo? ¿Qué nos hace del Boys o del Alianza? ¿Católicos o ateos, conservadores o progresistas, ambientalistas o pro mineros? No es la madre naturaleza, sino un magma de influencias, inclinaciones, sentimientos y anhelos.

Y también decisiones. Porque, a diferencia de los animales, lo particularmente natural en los humanos es que somos también, a fin de cuentas, nuestras propias creaciones. No solo somos hechos, sino que también nos hacemos.

No nos hagamos seres hostiles y cerrados, entonces. Hagámonos mejores. Hagámonos personas capaces de reconocer a una mujer negra en Rachel Dolezal y a una mujer en Caitlyn Jenner.