Tras cinco años de incesante tensión política y luego de un proceso electoral que dividió al país en dos, no sorprende que la ciudadanía reclame un poco de tranquilidad, cansada de la incertidumbre y preocupada por el futuro. Una circunstancia que la última encuesta de El Comercio-Ipsos ha logrado recoger a la perfección y que los candidatos a la presidencia aún en liza harían bien en tomar en cuenta.
Quizá la cifra que mejor grafique la situación sea la que señala que el 96% cree que quien asuma la presidencia debe gobernar para todos los peruanos y no solo para los que votaron por el ganador. Aunque es evidente que ello es lo que debería ocurrir, toda vez que el nuevo mandatario deberá representar a toda la nación y no solo a quienes lo eligieron para el puesto, ante un panorama como el actual, donde se han definido claramente dos bandos con ideas enfáticamente diferentes, es aún más importante que el nuevo Poder Ejecutivo actúe consciente de que buena parte del país no respaldó su proyecto político.
En la misma encuesta, 54% de los peruanos aseguró que prefiere que el Gabinete del próximo presidente sea multipartidario, mientras que solo un 16% afirmó que debería estar compuesto por políticos del partido ganador. En otras palabras, la ciudadanía considera que el nuevo Poder Ejecutivo tiene que procurar ser convocante y capaz de conseguir consensos. El tiempo para posiciones destempladas e ideologizadas tendrá que darse por terminado para abrirle paso a un gobierno que considere las necesidades del país y la manera más pragmática de satisfacerlas.
En esa línea, quizá los ámbitos a los que mayor esfuerzo tendrá que entregarle el próximo gobierno sean economía y salud. En ambos casos, se trata de sectores que, por la pandemia y la crisis económica que gatilló, han sido materia de controversia y de algunas posiciones extremas a lo largo de la campaña. En todo caso, lo cierto es que el rigor técnico tendrá que primar sobre cualquier otra consideración si lo que se quiere es que el país, primero, recupere la normalidad perdida y, segundo, se supere a sí mismo en el futuro más próximo.
En el terreno económico, ello dependerá de que se continúe haciendo lo mucho que se ha hecho bien en los últimos tiempos, con el enfoque en la libre iniciativa privada que nos ha permitido reducir drásticamente la pobreza en los últimos 20 años, y corrigiendo todo aquello que se hizo mal, como la mediocridad de nuestros servicios públicos. Esto último incluye una reconstrucción de nuestro sistema de salud, pero también deberá contemplar mejoras en lo concerniente a la educación, la seguridad ciudadana y la infraestructura.
En fin, lo que el país requiere son líderes que solucionen los problemas que persisten, y no aquellos que insistan con ser un problema persistente.
Según la encuesta que nos ocupa, 46% de los ciudadanos asegura sentir preocupación por el resultado del balotaje, 31% siente incertidumbre, y 17%, temor. Naturalmente, esta es la consecuencia de meses de polarización y de agendas políticas (y, en este caso, resalta la candidatura de Pedro Castillo) que so pretexto de reivindicar a los más pobres del Perú han planteado una serie de propuestas que amenazan con poner en peligro el Estado de derecho y el bienestar de las familias. En ese sentido, la tarea del nuevo Ejecutivo será tan compleja pero importante: poner las necesidades y urgencias del país por encima de todo y todos.
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