Las correrías de los aviadores ingleses y franceses sobre territorio alemán se realizan diariamente para destruir los hangares de los zepelines y las estaciones de los ferrocarriles para dificultar o impedir el envío de tropas germanas a Alsacia y Lorena. Esto causa gran excitación en el ejército alemán, que se desvive vigilando los cielos de día y de noche. Los aviadores aliados también dejan caer bombas sobre diversos objetivos, causando grandes daños. Sin embargo, estas correrías vienen dejando un número bastante crecido de muertos y heridos entre los pilotos aliados.