“Impresiona que, literalmente, los ojos de la señora Harding no se apartan ni un instante del ataúd”. (Ilustración: Víctor Aguilar Rúa).
“Impresiona que, literalmente, los ojos de la señora Harding no se apartan ni un instante del ataúd”. (Ilustración: Víctor Aguilar Rúa).
Hace 100 años

Saliendo de San Francisco el tren fúnebre que conduce los restos del sigue su ruta al este recibiendo el homenaje de todas las poblaciones por donde pasa. El ceremonial se realiza siguiendo un estricto cronograma. Accediendo a los deseos de la señora Harding, el tren no se detendrá en Washington y continuará hasta la pequeña población de Marion. Impresiona que, literalmente, los ojos de la señora Harding no se apartan ni un instante del ataúd en el que van los restos del hombre que la acompañó durante muchos años de feliz matrimonio.

H.L.M.