Ceguera deseada, por Rolando Arellano
Ceguera deseada, por Rolando Arellano
Rolando Arellano C.

Sigmund Freud llamó ‘negación’ a un importante mecanismo psicológico, que hace que las personas ignoremos cosas evidentes pero que no nos conviene aceptar; como el caso del fumador compulsivo que “no ve” la publicidad negativa puesta en las cajetillas. Eso es algo de lo que debemos ser conscientes, pues pasa en nuestro día a día y nos afecta en la crisis climática de hoy mucho más de lo que pensamos.

Un aspecto en el que tenemos esta ‘ceguera deseada’, o ‘willful blindness’ como también la llaman algunos autores recientes, es el del calentamiento global, que se expresa en calamidades como los huaicos y las inundaciones que sufrimos hoy en el Perú. Si bien la gente reconoce que es un fenómeno al menos parcialmente causado por el abusivo consumo de energía que tiene hoy la humanidad, nos volvemos ciegos a ella cada vez que usamos carro en lugar de caminar un poco, cuando ponemos el aire acondicionado extremadamente fuerte y en general cuando consumimos productos que realmente no necesitamos.

También existe ceguera deseada entre quienes se instalan o construyen en zonas con nombres como el huaico, la quebrada, la boca del río, el río seco, el pantano o el totoral. Allí es claro que la necesidad urgente entre los más pobres, y el entusiasmo entre los que son menos, los hace ignorar inconscientemente el significado de esos nombres. Desgraciadamente, la naturaleza no tiene ese mecanismo psicológico de defensa y cada cierto tiempo nos hace recordar, con el dramatismo que estamos viviendo hoy en nuestras ciudades, por qué esas zonas se llaman así.

Hay ese tipo de ceguera en muchos comunicadores y líderes de opinión que se dedican exclusivamente a hacer proyecciones pesimistas y a dar noticias negativas sobre el desastre actual. Sin duda eso podría ser útil si existieran ya datos concretos sobre la magnitud de los daños, pero como no existen aún, solo contribuyen a agravar la inquietud de la gente. Esa forma de actuar solamente se puede explicar como una negación, en la cual sus intereses de corto plazo, esos cinco minutos de fama que les da su opinión en los medios, les impiden ver los grandes problemas que están generando para todos.    

En fin, sin duda va a ser imposible eliminar de nuestras vidas ese tipo de defensa psicológica, pero creemos que ser conscientes de que puede ocurrirnos ayudará a disminuir los errores que cometemos por ello. Entenderlo nos ayudará a evitar que nos pase, por ejemplo, lo que decía en su columna hace unos días Patricia del Río (“”, El Comercio, 30/3/17), esa ceguera que puede venir después de la crisis actual, cuando nos acostumbremos –y no queramos ver– las penas más permanentes de los damnificados a los que hoy estamos ayudando.